jueves, 22 de octubre de 2009

Sentir en 100 palabras

Ser breve lo considero más una virtud que un defecto (siempre depende en qué...), y en una época jugaba a contar lo que sentía en forma concisa, entre 100 y 150 palabras, para drenar y realmente entrenar la expresividad propia. Parece algo simple de movida, pero comprimir el propio sentir en no más de un parrafito es todo un desafío, y quedan cosas muy cargadas de emoción.

Acá les comparto algunos escritos, y si se animan prueben hacerlo. Lo dificil era escribir y después tener que acortar -distancias o palabras, lo mismo da- hasta que cierre. Duele editarse, pero al final se siente bien. El primer texto me salió anoche, al paso, y me acordé de este entrenamiento que me imponía, al ver que mis comentarios en otros blogs son muy largos. Veré de retomar el hábito, para pulir cuestiones.

VIVO
¡Vivo! Que vivo, se avivó, que ve virtudes en las vivencias vividas. Vamos, claro, a viajar sin razón. Seamos capaces de vivir el momento, pidamos sin pausa. Total, nadie mira. O sí, qué importa. Con disfrutarlo y amar alcanza, el resto es pura ilusión.
¿Quién te lo prohibe?, siempre me gustó. ¿Quién da más que uno? y se anima sin medir. Las consecuencias, son sólo el ocaso, del control sin ser sentido, de sentir sin culpa ajena, entregarse a la deriva, de la herida, que ya cerró.
Vivo, y no lo pienso. Pienso y por momentos no es solamente vivir.
Por algo se llama carne viva, por algo hay sensaciones tan fuertes que no nos dejan ser.
Existo y pienso, expreso y siento, gano y pierdo. Permiso, disculpas, no hay de qué. ¿Qué? Se acabó.

TIEMPO al TIEMPO
Los momentos en que siento que desbordo de alegría, que exploto de contento, cada vez son más. Esto explicaría por qué son menos los momentos en que me siento mal. Pero eso no explica por qué los momentos en que me siento mal son tan intensos. Y la intensidad no determina el grado de tristeza que me provocan esos momentos en que estoy así. Así, solo, expuesto, desinflado, apagado. Como cuando me faltás. Como cuando no estamos. Por eso decía que los momentos en que estoy feliz son cada vez más. Porque cada vez te tengo más cerca mío.

CHANCE
“Una sola chance. Las posibilidades no se vuelven a repetir. Es ahora o nunca”, pensó Martín. “Si no lo hago ahora me voy a arrepentir. Es la situación ideal. Es sólo cuestión de respirar hondo y hacer lo que uno tiene que hacer, simplemente. ¿Y si me dice que no? Un no sería letal. Me quedaría solo, sin rumbo. Bueno, sí, algo sufriré, pero no tanto como no haciendo nada. Tal vez es LA oportunidad. Tal vez no. ¿Qué mejor momento que este para saberlo?”, siguió indagándose Martín. “Ma si, yo me mando. Disculpe, chofer, tiene cambio de dos pesos”.

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