... a quererte de la cuna hasta el cajon.
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lunes, 17 de junio de 2013
jueves, 9 de diciembre de 2010
Un equipo, una pasión
Porque hay tantas formas de sentir un evento como personas haya en él.
Porque mi identidad se mezcla con mi sentir actual, y todo se funde en una particular visión del espectáculo, que vi reflejada y condensada en los 120 minutos y los cambios de ánimo de la parcialidad roja.
Un partido, una hinchada resume a la sociedad argentina toda, es una muestra, un extracto inacabado de los modos de encarar la vida misma. Recomiendo vivir la experiencia de estar en una tribuna a todo aquel que quiera hablar de lo popular, estar in situ y sacar sus propias conclusiones.
Están los que alientan cuando está ganando, están los que putean al estar en la adversidad, están los silenciosos, estamos los que mantenemos el grito sostenido con la idea de que el granito hace al arenero, está la familia, está el solitario, están, es tan, es taaan, que no se puede resumir en pocas palabras. Y en esos casos, las imágenes dicen mucho más:
Porque mi identidad se mezcla con mi sentir actual, y todo se funde en una particular visión del espectáculo, que vi reflejada y condensada en los 120 minutos y los cambios de ánimo de la parcialidad roja.
Están los que alientan cuando está ganando, están los que putean al estar en la adversidad, están los silenciosos, estamos los que mantenemos el grito sostenido con la idea de que el granito hace al arenero, está la familia, está el solitario, están, es tan, es taaan, que no se puede resumir en pocas palabras. Y en esos casos, las imágenes dicen mucho más:
viernes, 11 de junio de 2010
Suerte, D10s
Dios y su Messias. D10S. Dos diez, un Dios. Dos y 10 más.
Mascherano. Y diez más.
Diego. Di ego. Ego.
Lionel Messi. El mesías. ¿Messi será el as? Lio. Hará lio.
A la larga, son 11 jugadores, rotativos, tratando de demostrar su predominio de habilidad por sobre otros 11 que patean para el otro lado.
Maradona llega a conquistar Sudáfrica. Hay otras 31 selecciones que quieren hacer lo mismo. Fútbol que guía el humor social. Sociedad que se entrega a los devenires de 23 monstruos que harán lo posible por conseguir la gloria. No es fácil, por más que muchos piensen que es más simple conseguirlo que no. Nada más lejano.
Ganar un Mundial implica destacarse por sobre el resto, pero también estar con la suerte del caso. Son, al fin y al cabo, 7 partidos en el mejor de los casos. Y que la pelota entre es cuestión de habilidad de los que atacan, pero que no entre en el arco propio, o que se estrelle contra el palo en una aleatoria definición por penales, es parte del destino mismo.
¿Estaremos destinados al éxito? En un mes lo sabremos.
El hecho es que prepararse para este tipo de torneos es de una exigencia superlativa, y parece ser que Diego Armando (equipo) es el indicado por la historia para llevarlo adelante nuevamente. Fe, esperanza, condiciones, faltan, sobran, desbordan de entusiasmo y veremos qué se traen entre las piernas. Porque a la larga, por más técnico que tengamos, los que definen la cuestión son los 11 que están adentro, y capacidad y habilidad les sobra. Veremos si se les da esta vez.
La suerte es necesaria. Desde acá acompañamos. El resto, es pura chachara futbolera, e incluso de los que no entienden que un Mundial es la consumación de habilidad de cada selección nacional. Todos buscan lo mismo, se le da a uno sólo. Ojala sea a Argentina en esta oportunidad.
Mascherano. Y diez más.
Diego. Di ego. Ego.
Lionel Messi. El mesías. ¿Messi será el as? Lio. Hará lio.
A la larga, son 11 jugadores, rotativos, tratando de demostrar su predominio de habilidad por sobre otros 11 que patean para el otro lado.
Maradona llega a conquistar Sudáfrica. Hay otras 31 selecciones que quieren hacer lo mismo. Fútbol que guía el humor social. Sociedad que se entrega a los devenires de 23 monstruos que harán lo posible por conseguir la gloria. No es fácil, por más que muchos piensen que es más simple conseguirlo que no. Nada más lejano.
Ganar un Mundial implica destacarse por sobre el resto, pero también estar con la suerte del caso. Son, al fin y al cabo, 7 partidos en el mejor de los casos. Y que la pelota entre es cuestión de habilidad de los que atacan, pero que no entre en el arco propio, o que se estrelle contra el palo en una aleatoria definición por penales, es parte del destino mismo.

El hecho es que prepararse para este tipo de torneos es de una exigencia superlativa, y parece ser que Diego Armando (equipo) es el indicado por la historia para llevarlo adelante nuevamente. Fe, esperanza, condiciones, faltan, sobran, desbordan de entusiasmo y veremos qué se traen entre las piernas. Porque a la larga, por más técnico que tengamos, los que definen la cuestión son los 11 que están adentro, y capacidad y habilidad les sobra. Veremos si se les da esta vez.

miércoles, 26 de mayo de 2010
Que lo llevan adentro
Entender a los fanáticos de fútbol, esa especie que por estos días se multiplicará por el exitismo y exceso de protagonismo que genera ser un patrioterista –mezcla de patriota y populista-, es algo que amerita una revisión.
Están los que disfrutan de ver ese deporte, sobre todo cuando se trata de un encuentro entre estrellas como es un Mundial, y se puede sorprender el espectador ante obras de arte con una pelota en los pies.
Como suele ocurrir en este país, están los extremistas de un lado, y los que se expresan del otro, completamente en contra de la aberración de estar estupidizado por un mes delante de la pantalla viendo patear una pelota a los sudafricanos con los mexicanos, por ejemplo. Pero hay una tercera vía, que somos los civilizados y aún así amantes del fútbol, que esperamos y queremos que esta camada de jugadores argentinos dejen plasmada su categoría en una consagración histórica.
Existe una canción de cancha que explica el sentimiento de quien lo vive como un evento relevante: “porque los jugadores, me van a demostrar, que salen a ganar, quieren salir campeón, que lo llevan adentro, como lo llevo yo”.
En mi caso me aflora más con el equipo local, la pasión se traslada a un color y no tanto a un país que debería sentirse impulsado por otros logros, desde luego.
Pero también, al recorrer en alguno de estos días la 9 de Julio, o ver Corrientes llena de gente a la madrugada, se percibía cierta necesidad de festejo, de tener un motivo para celebrar, sea por el bicentenario de la creación de la patria -o de Argentina como concepto- como por un lucimiento de Verón para asistir a Messi, el abroquelamiento de Mascherano, el jefe, o una pirueta de Carlitos o el Kun. Que Maradona, justamente, esté en la dirección técnica es casi utópico y de película.
Sentirse argentino puede expresarse de variadas maneras, y por estos días pareciera que hay un muestrario de seres que despiertan a la idea de que es un orgullo y hasta una pasión ser argentino.
Empezando por que el ser argentino es principalmente una eventualidad geográfica, la sociedad argentina y sus aconteceres históricos no creo que sean dignos de enorgullecimiento, en su gran mayoría, y merece más un repaso y recapitulación de lo acontecido -con un aconsejable mea culpa- que ese patrioterismo barato del que reclama y se embandera en pedir que las Malvinas vuelvan a ser argentinas –¿alguien cree que una guerra sería beneficiosa para algo aún?- o el que cree que rezongando contra el político de turno es más comprometido con la causa social.
Habría que aprender a diferenciar más los tantos. Una cosa es el fútbol, otra el fanático, otra el patriotismo, y otra el desarrollo de un país y sus habitantes.
En estos días quedó claro que el pueblo argentino se movilizó por las calles en paz, aceptando el disenso, las diferencias, y eso es un dato más que rescatable y positivo. Lo que elija en las urnas quizás tampoco sea lo más relevante, sino cómo se comporta en el día a día.
El que caminó las calles del Buenos Aires bicentenario sabe que la seguridad se percibía sin necesidad de policía y sin desmanes. Los manes, la muchachada, se portó esta vez.
Esperemos que los muchachos, esos 23 gladiadores por un mes, sigan trayendo alegría.
Están los que disfrutan de ver ese deporte, sobre todo cuando se trata de un encuentro entre estrellas como es un Mundial, y se puede sorprender el espectador ante obras de arte con una pelota en los pies.
Como suele ocurrir en este país, están los extremistas de un lado, y los que se expresan del otro, completamente en contra de la aberración de estar estupidizado por un mes delante de la pantalla viendo patear una pelota a los sudafricanos con los mexicanos, por ejemplo. Pero hay una tercera vía, que somos los civilizados y aún así amantes del fútbol, que esperamos y queremos que esta camada de jugadores argentinos dejen plasmada su categoría en una consagración histórica.

En mi caso me aflora más con el equipo local, la pasión se traslada a un color y no tanto a un país que debería sentirse impulsado por otros logros, desde luego.
Pero también, al recorrer en alguno de estos días la 9 de Julio, o ver Corrientes llena de gente a la madrugada, se percibía cierta necesidad de festejo, de tener un motivo para celebrar, sea por el bicentenario de la creación de la patria -o de Argentina como concepto- como por un lucimiento de Verón para asistir a Messi, el abroquelamiento de Mascherano, el jefe, o una pirueta de Carlitos o el Kun. Que Maradona, justamente, esté en la dirección técnica es casi utópico y de película.
Sentirse argentino puede expresarse de variadas maneras, y por estos días pareciera que hay un muestrario de seres que despiertan a la idea de que es un orgullo y hasta una pasión ser argentino.
Empezando por que el ser argentino es principalmente una eventualidad geográfica, la sociedad argentina y sus aconteceres históricos no creo que sean dignos de enorgullecimiento, en su gran mayoría, y merece más un repaso y recapitulación de lo acontecido -con un aconsejable mea culpa- que ese patrioterismo barato del que reclama y se embandera en pedir que las Malvinas vuelvan a ser argentinas –¿alguien cree que una guerra sería beneficiosa para algo aún?- o el que cree que rezongando contra el político de turno es más comprometido con la causa social.
Habría que aprender a diferenciar más los tantos. Una cosa es el fútbol, otra el fanático, otra el patriotismo, y otra el desarrollo de un país y sus habitantes.
En estos días quedó claro que el pueblo argentino se movilizó por las calles en paz, aceptando el disenso, las diferencias, y eso es un dato más que rescatable y positivo. Lo que elija en las urnas quizás tampoco sea lo más relevante, sino cómo se comporta en el día a día.

Esperemos que los muchachos, esos 23 gladiadores por un mes, sigan trayendo alegría.
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jueves, 7 de mayo de 2009
¿Te sentís más Coria o Gaudio?

Gaudio le ganó. El partido decisivo fue suyo. El gato, el que después su carrera tenística transcurrió entre enojos públicos para con su persona, gritos y raquetas rotas.
Acaba de ganar un challenger. Una vuelta no menor a la competencia, de quien recién ahora se anima a tomarse la vida más tranquila, sin pensarla como una obligación, un desafío.
¿Es así, tan dual y en las antípodas sus vidas?
La psicológica
Te la llevás toda vos
La definición:
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sábado, 28 de marzo de 2009
Flor de debut

- Diego Armando Maradona volvió a la Selección oficialmente. Algo que nadie podía suponer que pasaría, porque se lo conoce más como jugador. EL cántico "Maradooooo, Maradoooo" pasó de convertirse en un insulto o pedido de huevos para los 11 que estaban en el campo a un aliento y quitada de presión, está bueno eso.
- El pueblo futbolístico de Argentina es un símbolo del país. La continua necesidad de enfrentarse a alguien, en este caso la ligó Verón, tener un enemigo cerca porque sino no se puede tirar para adelante. Bronca, resentimiento basado en la nada misma.
Bien que Diego haya apoyado tácitamente aplaudiendo cuando slbaban, es el único que puede bancársela ante cualquiera. El cargo le sienta bien.

- El fútbol es un deporte sumamente azaroso, eso es parte del encanto que tiene. En este caso se empezó con el pie derecho, 4 a 0 a cualquier equipo es una muestra de contundencia, pero no hay que dejarse obnubilar, fue Venezuela.
- Definitivamente me gusta y apasiona más el fútbol local. Lo del sentimiento patriota, sostenido en una selección de fútbol, me suena a impostado. O que los que lo dicen muy fervientemente son unos frustrados. Y bue, cada cual con su historia... La de "la Selección de D10S (¿!)" empezó de diez.

miércoles, 24 de diciembre de 2008
Un partido aparte

Tribuna de Tigre. Notoriamente más depoblada que la de Boca, pero no por eso menos bulliciosa. Se hizo sentir el Tigre corazón y sorprendió una parte del repertorio donde aclaran que esta hinchada merece quedarse en Primera, algo vieja la canción para la actualidad del equipo de Victoria. Tribuna xeneise, muy aquietada, silenciada, hasta la explosión final. Un parto.
No está bueno cómo se definió el campeonato. No se sacaron ventaja, deportivamente hablando, y eso convierte en apasionante al fútbol argentino respecto de otras grandes ligas del mundo, cualquiera puede salir campeón. Pero en los escritorios se definió cómo se jugarían estos tres partidos, lugar, hora y orden. Mucha ventaja como para no callarse. Algo que debió haber hecho el verdugo Bergessio y, quién sabe, hoy San Lorenzo estaba festejando bajito.
Tigre le ganó sus dos partidos a Boca, sacó los mismos puntos, y no se consagró. Mucha mala suerte, o desorganización, porque fue por los dos goles ante San Lorenzo que Boca pudo obtener el título, equipo al que su homónimo, el Matador de Victoria le ganó en buena ley durante los 19 partidos del torneo.
Nunca había visto un cambio tan drástico de arquero en un partido. Por lo que representa, me da la impresión que ese chico García llegó al fin de su carrera, al menos en Boca. Del otro lado, Ardente supo estar a la altura de la situación en reemplazo del expulsado Islas.
La familia de Victoria se fotografía
en ese día histórico, y casi epopéyico

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