miércoles, 30 de diciembre de 2009

Multiple choice, o "mirá, el muchacho"


Me levanto, o me levantó. Llueve, mucho. Ayer tuve encuentro con gente, a cenar. Y me invade una sensación que me veo en la necesidad de sacar para ver qué deviene.

Diálogo interno al volver en colectivo a casa:

- ¿Pero te gusta la piba?

- Y… por lo pronto la veo y no encuentro nada para desistir de mi búsqueda de seguir conociéndola. ¡Emana luz, loco!

- Pero tiene chico, lo volvió a decir…

- ¿Y? ¿Acaso no estás acostumbrado ya a saber convivir con la incertidumbre? El punto sería si eso es un limitante para ella, pero lo que respecta a vos, en tu afán de “vive y deja vivir” no significa nada eso. Todas tus historias empezaron de maneras raras, no sería la excepción, y si sos tan librealbedriista, si buscás seguir afianzando la idea de que las cosas se dan, no se fuerzan, y que lo que el otro haga fuera del momento en que se está compartiendo juntos es su propia voluntad, y nada tenemos que hacer por controlar o algo similar, no es drama alguno eso.

- OK, está bien, tosudo, pero la interacción es de dos, y si ella te pone una barrera sabés que sería un sin sentido insistir en querer ir a tomar o hacer algo, porque después terminás sufriendo la imposibilidad de llevar a los hechos lo que se te hace carne… Pensálo, por tu salud mental también, quizás no sea conveniente.


- ¿Me hablás de conveniencias? Dejame de joder, eso no aplica en estos casos. No tengo la fórmula pero no quiero guiarme por eso. Entiendo que si es un condicionante para que puedas actuar como quisieras, sí, ahí conviene dejar pasar el turno, pero no es algo que puedas decidir solo. Apenas si tenés que expresar tu deseo y ver qué resuena del otro lado. Abandoná la creencia de que todo lo lleva adelante el hombre. También hay que saber escuchar, sin hacer oídos sordos a lo que no nos gusta.

- Te entiendo… Mirá, se me ocurre una idea para que no te quedes con el pensamiento flotando y sin respuestas. ¿Y si le compartís abiertamente lo que te pasa? Eso no implica ni que le estás haciendo una declaración de amor, porque ya sabés que eso se construye a medida que se van conociendo, si eso pasa; ni te quedás con todo esto guardado, si a la larga lo que querés es que ella se entere lo que te pasa y ver qué le va ocurriendo a ella. Sería una solución alternativa, sé que poco convencional, pero hace cuánto ya que te dedicás a las rarezas en tu vida, una más no estaría mal. Es más, hasta podés tomártelo con gracia…

- ¿Decís? Mirá, ahora descansemos, mañana si todavía me anda rondando su cara, su figura, su expresión y soltura de pelo y cuerpo por la cabeza al levantarme es un claro indicio de que tengo que ir por algún lado. ¡Ay, sí! ¡Me encantaría conocer a esa chica un poco más! Está clarísimo, no te engañes. Porque la realidad también es que la venís conociendo hace un tiempo. Venís indagando en su persona, de otro modo, pero ya sabés un poco quién es, podés ver en su desparpajo y piernas danzantes algo…


- Pero pará, no te embales de más, esto también es porque la creés inaccesible y a vos los desafíos te encantan. Tampoco vuelvas a tu lado maníaco sólo para ver qué conseguís. Lo ideal sería que puedas ir poco a poco, el único modo que constataste que un vínculo puede crecer, e ir viendo qué te produce.

- Sí, loco, lo sé, pero en este caso es meter el zarpazo o perdérselo. Lamentablemente es así, porque los tiempos de cada cual nadie los gobierna, y ella está con alguien. Puta madre, haber actuado antes… pero yo me mantuve fiel a mis ideas asentadas ya, no quería proceder o invitarla a hacer algo hasta no sentir en cuerpo esa necesidad. Y ahora se me hizo presente, ¿qué querés?


- Quiero que hagas lo que tengas que hacer, que no te guardes nada, y ahí no habrá arrepentimientos que valgan. ¿Me escuchaste? El proceder y momento del otro uno no lo sabe, en qué anda o quisiera estar. Aún ni siquiera sabés si le atraés aunque sea un poquito como para dar un puntapié inicial y ya te estás comiendo el coco así, haceme el favor. ¿Por qué no lo compartís y dejás las cosas libradas a la voluntad de ella, lo que le pinte de lo que le decís?


- Sí, ¿no? Si al final el hombre propone y la mujer dispone. Que cierto es ese dicho… Bueno, mirá, escuchá, pienso hacer lo siguiente: mañana cuando me levante voy a desagotar, a drenar todo esto que ando flasheando. Explicar esto por teléfono es un delirio, y por la vía escrita siempre me salió más expresar sentimientos. Pienso compartírselo y dejar la posibilidad abierta de forma tal donde nada pueda ser tan categórico. Si ella no quiere ni abrir un centímetro de puerta para ir a jugar sabrá comunicármelo, son momentos de cada uno, lo tendrás que respetar y ya. Eso sí, con la aclaración de que si se le ocurre cortar –cosa que tampoco es mi obsesión, más bien por el otro-, que sepa que puede venir a tocar tu puerta. Nadie sabe si andará disponible, entornada, o ya con el cartelito de ocupado. Si a la larga es una puta sucesión de coincidencias sincronizadas poder empezar a tejer una historia con alguien, ¡mierda!

- Buen, cuestión que pensás decirle todo esto que andás croqueteando y ¿qué? Más allá de pensar que sos un delirante, ¿qué pensás que pasará?


- No tengo la respuesta a eso, querido. El otro significativo es el que lo puede responder. Yo apenas si dejaré abierta la posibilidad de hacer algo en estos días de verano, pero con la premisa de poder actuar de mi parte sin condicionamientos. De encuentros donde estoy atado de pies y manos ya me hastié, eso corresponde a tu época de adolescencia, ya fue. El resto es pura fantasía e imaginación. También con eso sabré cuan “open mind” es. Acusaste recibo de ductilidad en aquel juego de sacar de las cajas del otro, y adaptarse a este juego que le proponés, raro por sí sólo, sería una muestra más, o no, de eso que querés ver. Porque a la larga el otro nos espeja lo que queremos ver.

- ¡Sí! ¡Y que lindo lo que se ve! Dale, dejá la intelectualidad de lado, ya te conozco a vos, cuando no resulta como lo desearías empezás a construir con tu cabeza lo que la realidad te impide.

- Bueno, es una vía de subsistencia esa, no me critiques. Dale, que después te tengo que bancar adentro de mi cabeza, diciéndome estas cosas en momentos fugaces del día, te me aparecés para juzgarme. No me jodas, voy a proceder de la manera que creo conveniente y el otro sabrá ver o no las posibilidades de seguir adelante con esto. Depositar en el otro el mismísimo devenir de esta escena que aún no comenzó –¿o ya comenzó hace tiempo y no me di cuenta?- es la forma de soltar y dejar ser lo que tenga que, ya no quedan dudas de eso.


- Está bien, sonás convencido, y decidido, lo cual demuestra que claramente esa chica te interesa. No por nada anduviste de cierres estas últimas semanas, te fuiste preparando el terreno inconscientemente, y eso es muestra de que te mueve la loca. ¿Será esta loca? Hay tanta loca suelta, pero en este caso mis cañones apuntan a estos lares, así que a jugársela por lo que se intuye, porque es eso, mera intuición volcada a la sensación del instante en que ella se hace presente. En una clase, en un restaurante, es percibir que hay hilo para seguir desenredando por ahí…

- Bueno, dicho y hecho, las opciones son múltiples, y la elección es de cada uno. Ninguna está bien o mal, en ese tren querés vivir y relacionarte, así que a ser consecuente, expresar y ver qué vuelve. Paciencia te sobra por estos días, no querés nada ya, así que tendrás que ver qué te devuelve la mujer que pretendés. Pretendés que te diga algo. Y no es sí o no, aunque en esas dos palabritas se sintetice. Es si está dispuesta a seguir viendo cómo fluyen las energías de estos dos cuerpos, en su interacción de dos, eso sí, porque de grupo es como la conocés por ahora y el paso siguiente es constatar qué vibra en la sintonía de ustedes dos. Sin importarte la historia que cada uno trae a cuestas, mirando sólo adelante y ayudándola a decidir en todo caso, si se deja…


- Como siempre, mirás el vaso por la mitad como medio lleno, eso que decís sería el sí, y el no, ¿el no qué sería?

- El no sería aceptar que no es su momento. Hay matices, obvio. Un no rotundo sería que exprese que no le movés un pelo. Ahí, bajate del tren y seguí a pata. Pero cabería la posibilidad de un no al ahora, y eso es sumamente respetable. Es decir, no porque anda construyendo otro castillito, no es su momento, y bueno, el tiempo dirá. ¡Me muero por saberlo ya!

- Ja, pará loquito, pará la motito. Sabemos que no querés relacionarte desde tu lado maníaco, porque después deviene depresión así, así que deberías proponerle alguna actividad de encuentro donde ambos puedan descargar sus energías y fluir luego en la tranquilidad de que nada es juzgable, incluso si te acepta la simple –que siempre convertís en compleja- invitación de salir a verse las caras.

- Es que yo te pedaleo lo que sea necesario, pero sabiendo que hay chances de llegar a algún lado. Eso de girar en torno a un sinsentido, de comerse la propia cola, nunca fue lo mío. Es lo único que necesito saber, del resto puedo encargarme, ¿me entendés? Y si me deja indagar en ella, yo tengo la certeza de ser como soy, sé que no hay vuelta atrás, pero en este caso la decisión no está en mi, y eso me hace largar todo esto. Así que buen, como vos decís, sin manías ni obsesiones pienso transmitirlo y vemos cómo sigue la historia. ¿No hay más vueltas que esa?

- Dale, animate, es contarle un cuento después de todo, y escuchaste que le gustan, de tu mambo personal, de tus seguridades y de las otras, lo demás vas a ir viendo sobre la marcha qué ocurre.

- Ojala diga que sí, sin que eso implique nada aún, pero sí a seguir viéndose, sin ataduras.

- Prefiero que pienses que ojala se deje fluir como tenga que ser, incluso si te dice elegantemente que prefiere que no.

- Está bien, que pesimista vos… ¡yo prefiero que diga que sí!

- Elijo quedarme con que vos puedas sacar lo que sea necesario. Eso ya es hacer avanzar el vínculo, unilateralmente por ahora, hay que ver qué vuelve.

- Sí, sí… tenés razón.

Y ahí el 12 llegó a destino. La avenida Belgrano me cantaba que tenía que pararme porque en la siguiente me bajo. Caminar a casa sabiendo que en unos minutos se iba a empezar a largar a llover, pero llegué a refugio antes. Recién diluvió cuando estaba en el décimo sueño, y pensando cómo decirte todo esto.
Así salió. Y ahora sí, habiendo expresado, me voy a preparar el desayuno, tranquilo, no cargado, que hoy a la noche hay celebración y no voy a parar de comer. Pero moderate, la ansiedad es para los iniciados, y vos tenés tiempo de sobra para dejarte ser.


lunes, 28 de diciembre de 2009

Paredes y mensajes de la Ciudad

Una sobredosis de estímulo ciudadano en la libre interpretación de sus códigos y transmisiones, en vivo, para NoNeurosis.com, que en su abreviación es NN, ¿seremos eso?, una sucesión de N/N, sujetos no identificados, al fin de cuentas.-


Smile

 
Prohibido prohibir

 
Blasfemias

 
 ¿Probaste con un yogurt?


 Ma-XXX Hitler

 
 Dónde me deja


Barbaridades


Entre rejas
(Nótese en ésta la particularidad del mensaje que quedó, vaya uno a saber si por el azar al acomodar las vallas, o fue así escrito: "Justicia para los pibes (y en la reja siguiente) asesinos". La paradoja de pedir justicia por un asesino.

 
Metaaaalll


Full Contact
My mother & my sister, personalmente las recomiendo:


On Sale


Agronomía



Al Filo Sofía

sábado, 26 de diciembre de 2009

Tolerancia

La tolerancia
No es la vagancia,
Es la paciencia hecha conciencia
No ser muy duro
Con lo que pudo ser y no está seguro
Perder demencia
Entre las ciencias, sapienza...



miércoles, 23 de diciembre de 2009

Escribir y expresar, mis actos de supervivencia


Mi blog no neurótico ayer cumplió año, su primero de existencia. Me embarga, en principio la alegría de haberlo mantenido en el tiempo, de haberme animado a sacar a la luz algo que en su comienzo no tenía forma y fue tomando volumen dejando que se sucediera lo que quería hacerse presente. Como el vivir mismo, sólo que en el medio escrito había una reticencia particular, quizás porque sabía y me creo que por ahí va una gran parte de mis venideras actividades y emprendimientos.

Escribo desde que el mundo empezó a sobrepasar mi claridad conceptual básica, desde que el enfrentar situaciones de adolescencia me dejaban la cabeza latiendo de ideas confusas y mezcladas por el ánimo cambiante. Allí, decidí empezar a contarle al papel algo de todo eso que me aquejaba para ver si bajado en formato tinta y firuletes con significado podía adquirir consistencia lo que me daba vueltas incesantemente. Y así fue.



Escribir lo siento como un acto liberador, de entrega, de comprensión del propio mundo. Es dejar que del menjunje mental salga lo que prima, lo que se prioriza en su supremacía de recorrer todo el interior de mi cuerpo, desde la sien, para pasar raudamente por el corazón, seguir su trayecto por los brazos –que en inglés se dicen arms, muy cercano a armas- y sale por las manos y los dedos para unirse a la herramienta que tenga eventualmente a mano para, en sus movimientos ascendentes y descendentes, dibujar las letras que representan lo que ando queriendo expresar.



Será por eso que me gusta escribir con pluma. Una vez, flasheé que eran mis dedos los que sacaban la tinta que me permitía escribir. Como sea, el acto de escritura es una extensión corporal que nos permite dejar asentado aquello que sino, por la velocidad en la que se suceden los pensamientos, sigue de largo. Es interceptar lo relevante y que después quede, para poder ser releído y, ahora descubro, compartido para ver qué resuena en otros.
Durante mucho tiempo mis cuadernos Rivadavia decía que eran mi terapeuta II. Dos porque fue en la misma época en que empecé a ir al psicólogo, y se ve que había abundante material para sacar afuera lo que ocurría adentro.
Tuve períodos de pelea con mis escritos donde, creía, salía en forma de prosa vacía, simplista desde mi modo rebelde de verlo. Todo era –y es- necesario que se exprese.



Por eso elegí llamar No Neurosis al espacio que a fines de 2008 me decidí a abrir. Porque la escritura me ayuda a sacar ese lado, que conservo como un ideal de vida, y como tal asumidamente inalcanzable, pero no por eso menos buscable. Fomento y pregono esa práctica, en mi y quienes me rodeen, porque intentar actuar de forma no neurótica en la ciudad en la que vivo, donde la interacción es incesante y mucha gente vive en el sufrimiento y la congoja, si no en la queja, el enojo y la desazón, es una tarea titánica. Es una lucha sin cuartel que no pienso abandonar, porque a fuerza de dedicación, lo que estemos buscando se hace materia.



La no neurosis es mi consigna de vida para que los proyectos y propuestas que encare salgan con la liviandad que ameritan, para no estar atado a ningún sistema perverso, para que al dar a conocer lo que me parece, sabiendo recibir las devoluciones del caso, pueda darle consistencia a la propia opinión sobre el tema que me embargue. Es el mecanismo que seleccioné entre los tantos que me invadían para que el mundo tenga el molde que yo quiera darle.

Y que venga lo que tenga que ser, hacerse cargo, porque al ser así de vehemente y sin mucho filtro (un poco no viene mal a veces) los comentarios vuelven con la misma intensidad. Habrá quienes no se bancan esta construcción tan a la vista de todos, pero hay más que me devuelven su buena onda y resonancia del momento.





Animarse a sacar y expresar también enseña que ni uno ni el otro deben ser tomados con tanta importancia. Y no es que minimizo la devolución, faltaba más, pero entiendo que tanto el elogio como la crítica son algo que le pertenece a aquel que lo dice y por algo siente necesidad de hacerla. Yo sólo apunto a crear comunidad de interesados en la reciprocidad, obviamente que les guste lo que hago, para así compartir la imperiosa búsqueda que todos llevamos adelante –sin distinción- de vivir cada día un poco mejor.

Y este blog, con su volumen adquirido, ya expresa eso, mi mundo, mi modo de entenderlo y sacarlo a la luz, no perdiendo de vista el eje central de la escritura, que alguna vez me transmitió un amigo existencial, y que comparto 100% tras hacerlo carne: hay que priorizar la CANTIDAD por sobre la CALIDAD para que salga lo que andamos buscando. ¡Vaya si es así!



Habrá escritos mejores y peores, más claros y directos, y otros con rebusques intrincados y subliminalidad neurótica escondida. No importa, la perfección no existe y hay que seguir recorriendo el camino que marcan los renglones grises que alinean el propio pulso y nos hacen dar vuelta la página con una intempestividad pasmosa, no sea cosa que se nos vaya aquello que estábamos queriendo transmitir.

Y una vez que desagotamos, que vemos las hojas llenas de palabras, muy comunicativas y con la sensación de realización por haber podido dejarlo plasmado, sí, ahí sí, salir con esa efusividad al mundo, a contárselo, o reposar, en la tranquilidad del deber cumplido.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Identidad


Lo que todos buscamos al pronunciarnos a favor de un parecer, una entidad, un movimiento, un artista, es generar identidad.
La identificación con un emblema, una institución, algo que nos represente, cualquier cosa que haga que en conjunto, en grupo, vibremos por una pasión compartida.
No hay satisfacción sin dicha compartida y a lo largo de la vida cada cual logra identificarse con distintos motivos, propuestas, consignas, según el gusto y la preferencia desarrollada. Cuanto más historia, personal y grupal, tiene la representación que nos convoca, mayor será la identidad que sintamos por el logro alcanzado.


No siempre se trata de victorias. Se puede sentir identificación con la derrota, en el caso de algunos que eligen sufrir, pero la base, la esencia, es que más de uno resuene en dicha coincidencia.


Un equipo, una banda, un partido político, un estrato social, una religión, todo es válido a la hora de sentirse un semejante y lograr la bien habida pertenencia.
Es una búsqueda grupal e inconsciente que todos generamos con el afán de sentirnos uno con el otro, parte de un punto en común que nos haga escapar a la sensación solitaria de tener que encarar la propia vida sin sostén social.


No hay persona que no persiga dicho fin en algún momento de su vida, si no en todos. IDENTIDAD, cobijo en la idea de que somos uno en el todo, de que podemos festejar con un objetivo común, de que el sufrimiento es compartido, o la idea de identificación que nos embargue.

Toda sensación de plenitud nos gusta transmitirla a otros para que brille en su esplendor. Una dicha compartida, se multiplica, mientras que un pesar, hecho carne en varios, es media pena. Porque hay red. Hay contención identificatoria que nos hace aceptar el sentimiento –bueno o malo, lo mismo da- bajo cierto colchón amortiguador que dispara una elevación del alma porque se trata de un efecto, una emoción, una sacudida en compañía.

E inevitablemente se me viene una canción de cancha que refleja esta sensación extrema: “El Rojo es mi pasión / locura en mi corazón / que no puedo parar / y no hay manera de explicar / la vuelta vamos a dar / y todos vamos a festejar / nosotros en el tablón / y ustedes con el corazón / vamos Independiente que tenemos que ganar”. Vale repasar lo que se entona en una cancha -mi identidad primaria, dado que mi viejo me llevó desde que tengo 4 años- que está lleno de sentimiento profundo (obviando las puteadas y agresiones que se mechan, de más está decir).




Otros tendrán la suya, por ejemplo, la religión, que a muchos se la inculcan desde que nacen. Agradezco haber tenido unos padres que fomentaron la libertad de elección de sus hijos.
El punto es que, si repasamos, cada cual tiene su identidad. Un logro, un sustento, que día a día veo que genera lazos. Lo necesario para vivir, como cada cual quiera.


sábado, 19 de diciembre de 2009

Altruismo inteligentemente recíproco


Acuñé esta acepción, extraña en principio, en un curso de filosofía que se llamaba “Moral para gente que quiere vivir”. Allí, basado en un libro de unos psicólogos argentinos que viven en Canadá, Liendo y Gear, cuyo nombre es “Hacia el cumplimiento del deseo”, se le da una vuelta de tuerca al tema y la comparto, mechando algunas apreciaciones personales.

En principio, el término altruismo se refiere a “la conducta humana y es definido como la preocupación o atención desinteresada por el otro o los otros”. El altruista pretende que “los únicos actos moralmente correctos son aquellos que intentan promover la felicidad de otros”. Hasta aquí, poco y nada que discutir. Aquel que se comporte así, no puede ser criticado, sino felicitado, pero la vuelta que pretendo encontrarle a este sistema de vida es en la parte cristiana, desde mi punto de vista, en la que el altruista se supone que tiene “diligencia en procurar el bien ajeno aun a costa del propio”. ¿Cómo a costa del propio? ¿De qué estamos hablando?

Desde mi perspectiva a-religiosa –y por ende con menos carga de culpabilidad y requerimientos de sacrificios y/o esfuerzos innecesarios- nada tiene de malo generar actos que de alguna forma nos devuelvan satisfacción, y sí lo tiene creerse un cristiano de buena ley y pensar que lo hacemos por el bien del otro, nosotros no importamos…
Nada más falso, a la larga eso se convierte en un boomerang que nos da en la sien, porque aquel que se deja afuera de su estructura de producción de felicidad, de algún modo está tapando algo, escondiendo la basura debajo de la alfombra.

El punto es aceptar que todos accionan en pos de su beneficio, pero eso no implica perjudicar a otro necesariamente. El altruismo inteligentemente recíproco trae la idea de que en la interacción, dos personas pueden buscar el bien común, mutuo, recíproco. Ambos, en su proyecto personal trascienden hacia lo mejor de sí mismos.



Desde mi perspectiva, el altruismo inteligentemente recíproco es posible, siempre que no forcemos el intercambio, siempre que surja de ambas partes el interés y se quiera llegar a mismo destino.

La posibilidad se percibe en el intercambio, y afloran las oportunidades a fuerza de persistencia y perseverancia. El resto es circo, o los fantasmas internos de cada cual, que me encargo de eludirlos lo que sea necesario para que se le pueda dar paso a la concreción.

Muchos quieren dominar, yo ahora me entrego a predominar, en opinión, y a pasos certeros voy a ejecutar mi plan. Que tampoco es tal, porque va mutando a medida que se avanza.



Por último, de aquel libro de Liendo y Gear, extraigo otra definición de la FELICIDAD que me sienta bien: “Depende de que el deseo, consciente e inconsciente, sea cumplido. Y de que el sujeto y su ambiente posean la competencia intelectual, emocional, instrumental y física como para resolver los problemas, para superar los obstáculos que plantea el cumplimiento de cualquier deseo”.

Y aquí les comparto un video de mi filósofo de cabecera, compañero de ruta, aliado existencial, Alejandro Rozitchner, a través de quien conocí estas definiciones que tanto alboroto mental me generaron en su momento (Ale es un toreador por contraposición y enfrentamiento al mandato familiar) y que ahora –insisto, con tenacidad y constancia- se asientan y dejan respirar mejor. Sigue hablando del libro en cuestión, pero para dar otras definiciones interesantes, la de salud y enfermedad mental. Que lo disfruten.

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