
Y la verdad que no paro de escuchar ridiculeces.
Están quienes hablan de política local como si supieran realmente de qué se trata, se creen informados, cuando lo único que hacen es leer o ver lo que dicen otros, llenarse de veredictos parciales, operaciones intencionadas, y sepultar las tareas que tan difícilmente realizan quienes están verdaderamente interesados en hacer progresar la política nacional. Lo cual no quiere decir que coincidamos con ellos, pero seguramente, no tenemos idea de las vicisitudes por las que tiene que pasar el gobernante para imponer su visión.


Muchos eligen hacer oídos sordos a la realidad que nos aqueja y prefieren hablar de sus cosas, lo que les perturba la posibilidad de crecer. Nuevamente, foco en lo desacertado. Y lamentablemente abunda en esta ciudad la gente que por disconformidad elige sacar su veta quejosa. El taxista es el espécimen más claro en este aspecto, donde combinando su ira callejera y la escucha de Radio 10, con sus versiones populares y disonantes, creen ser nacionalistas al dejar claro todo lo que funciona mal. ¿Acaso cambiará por el sólo hecho de enumerarlo? Inteligencia mal entendida, falsa intelectualidad, con la idea de pensarse superiores por tener argumentos para decir que todo es imperfecto.
No los tolero, y siempre hay que decir algo, por lo que elijo guardarme, para preservarme, para no rivalizar sin sentido. Total, ellos no sabrán corregir su rumbo –poco les interesa cambiar-, y yo no pretendo que todos se focalicen en lo concretable, lo amplio y abierto que es el mundo para llevar adelante lo que deseamos.

¿Algo tiene sentido? Entonces accioná para que eso se lleve a cabo, sino seguí quejándote pero no molestes ni cuestiones a los que sí buscamos superarnos día a día.
Desde ya, muchas gracias.
