viernes, 28 de septiembre de 2012

Manifiesto de apertura

Te festejo lo que lográs sacar. Mi sacar es dejar que fluya. ¿Me das la chance? ¿Te dejás ver?
¿Hay oportunidad de sortear el obstáculo que hace que no se concrete lo que se pide a gritos? Es dar a entender, es lograr el contacto natural. Me entrego a lo que la esencia manifiesta por sí sola más allá de lo que impide.
¿Cómo va a triunfar el dejo de desazón?
No importa lo que se dice si le damos prioridad a la esencia. Sí, hay que estar despejado para captarla, ok, pero ¿no lo sentís?

Cuando alguien que ya conocías de antes, como dicen algunos para definir ese cruce de caminos, se hace presente, todo se ilumina un poco más, como que los colores se alteran para mostrarte el brillo intrínseco que tiene la materia.
Es. Dejá que fluya. ¿Me das amor? Yo lo tengo bien a mano, pero se me manifiesta en la escucha, en el mejor de los casos, o en la palabra ilimitada cuando la situación lo requiere.

En el dejar que se haga eco, no estorbando. Te espejo, te muestro, me muestro, danzo alrededor para incitar a la concreción. Porque concretar es deleite del alma, no esperar a que algo más pase. Actuando los cuerpos se dejan ser, y volveré a probar nuevas formas, porque el tiempo se deshace al conectar de corazón a corazón.
Abríte. No hay nada a qué temer, al menos en esta esfera de contención. Yo seguiré buscando, o más que nada, simplemente, dando.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

El estado de enamoramiento


Estar enamorado es saber disfrutar de lo que se está viviendo en tiempo presente. Es fluir en la precisión de saberse imperfecto pero que el otro te devuelva una mirada viva y seguramente más elogiosa de lo que crees que sos. Enamorarse es distinguir en el otro un sinfín de argumentos válidos para discurrir en sencillez y posibilidad de crear nuevos mundos.

Los ojos de tu enamorada te reflejan ese mundo posible e inaccesible hasta tanto te permitís distinguir que por ahí va algo que no veías claramente antes.
Enamorarse clarifica. Enamorarse te hace ver que la alineación planetaria es tal que no habrá forma de escapar de ese estado de posesión fatal, terminal o iniciático, según los ojos con que se elije ver el amor. Porque el amor es, existe sobre todas las cosas, y habrá quiénes le asignen un tinte dramático y allí estará su reflejo para hacérselos saber.

Estar enamorado es entrar en sintonía con aquello que el otro te devuelve, y sentir que te enriquece y aporta a tu causa del momento.
Enamorarse es lo más.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Fuerza de choque


Hay personas que fueron hechas para confrontar, para ir al frente y no sólo exponerse –y exponer sus ideas- sino también para enfrentar, dejar en evidencia, hacer aflorar lo que no siempre está visible.

Esa gente, que asume su fuerza de choque, su poder de fuego, su característica de rebeldía eterna, en ámbitos de armonía y espiritualidad no integral, o meramente en personas que se mantienen en pie porque vinieron a la tierra con dos miembros que los sostienen, suele ser vista como agresiva, pero quiero reivindicarlos porque son tan necesarios y vitales como los que creen que en la búsqueda de la paz está la respuesta a todo.

Estamos inmersos en un proceso intenso de cambios en el cual hay que saber integrar visiones y muchas veces la reacción, el toreo, el cachetazo imaginario para despertar, son claves en los momentos de algunas personas.

Obvio que las fuerzas de choque tendrán gente que los critique porque no se bancan ese estilo, pero en mi caso no sólo me reconozco en ese conjunto de seres sino que empatizo con ellos y me caen bien. Como que distingo su mayor sinceridad, su no impostura, para decir lo que creen sin que les importe mucho las formas, y ahí hay un don, una habilidad, una frescura, que como tal tiene que salir como se siente, y habrá flojitos –o seres apaciguados, para no caer en la crítica de lo que no me identifica- que no tolerarán esa crudeza emocional que habita a las fuerzas de choque, a los topadoras, a los que tienen una energía vital que no se resiste a decir lo que cree ni regula su ritmo para no caer mal.

Elijo la cercanía con quienes no moderan, siento que se desarrolla un nivel de intimidad inigualable al actuar así. Y no es que el resto me caiga mal pero sí al ser fofito, o blando, distingo que es un modo de ocultarse, y yo elijo y quiero ver al ser que es.

Al escribir, o hablar, también, para desarrollar una idea, hay que pelearse un poco con su lado opuesto. Hay que reconocerlo, amasarlo, y ahí encontrar la idea que sustente tu postura. La integralidad después hace su parte pero la posición se toma, uno se juega por su creencia. Lo que les sale de las tripas y hace que debatamos. Así se construye opinión. Dándole cabida a las variadas perspectivas, para saber por dónde va la que más te cabe. Y yo, a los que van al frente sea como sea, o salga como les salga –porque siempre hay que probar para encontrar el tono-, los celebro y disfruto. Así vale la pena vivir. O vale el entusiasmo desmedido, para ser más precisos.

Podrás quedar en posición adelantada -el offside, u orsai, en términos futboleros- muchas veces, pero también podrás descubrir más de vos y tu entorno que quien se expresa como aquella frase de una publicidad de mayonesa que no sé por qué recuerdo: “¿para qué? Si así estamos bárbaro…”, dicho por una pareja abúlica que miraba la tele mientras comía.

Para dimensionar la intensidad de la que está cargada la vida y para seguir expandiendo los límites de tu conciencia, prefiero los que se animan y después ven.
Las fuerzas de choque bien centradas y dirigidas llegan hasta las últimas consecuencias, no se quedan con chiquitas, y así ayudan a crecer. Si en alguna oportunidad te caen mal, no es para rotularlos, sabé que son así, y como tales son imprescindibles en este ecosistema de seres tan disimiles.
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