sábado, 28 de enero de 2012

Efecto contagio

Que placer y envión que parece lanzarte al vacío que da entrar en contacto, en una noche, con tantas personas, personalidades y personajes, que se hacen eco de palabras y actitudes a través de un espacio virtual que nos aglutina y hace ser más –o menos- lo que cada cual muestra.

Ayer nos dimos cita en lo de miralunas unas 15 personas con el único punto en común de volcar un aspecto de nuestro ser en un blog.
Cuánto cambia ver las caras y tratar con aquel que comparte ese lado de sí en una bitácora de viaje –porque claramente cada uno vive y atraviesa su viaje- y que se deja ver por un rato más allá de las palabras que lo enredan y desenredan.

Personas que comentan, hablan, viven y respiran literatura actual, presente, sentida. Una tertulia amena, distendida de seres vibrantes que estimulan, e invitan a seguir y mejorar ese camino, el de la expresividad por esa vía, la escrita, que tanto saca de cada cual y tan fragmentada e ilusoria es de aquellos que estuvimos allí presentes, compartiendo vinos, charlas, pareceres, picadas y otros menesteres.

“¿Vos quién sos?”, “¿cuál es tu blog?”. Apodos, textos, frases, ideas entrecruzadas que se suspenden en la nada misma de creerse alguien o algo por el sólo hecho de haberse leído y, sobretodo, comentado por tal o cual, al que se le retribuye y considera por “pasar” y decir lo que piensa.
Todo lo que un escritor –o aspirante a- necesita para seguir su curso con el embale propio de sentirse partícipe o perteneciente a algo que va más allá de lo que uno puede ver en el momento.

Linda gente. Momento de unión y confraternización, que da guía, contagio, rumbo, dirección y hasta corrección de foco a cualquiera que pase por esa experiencia suprema del encuentro.
Instancia sagrada de conexión y canalización que hace ver que nada está bien o mal sino que se trata de seguir el instinto y dejarse ser hacia donde tu pluma te conduzca.

La devolución es lo que te hará resurgir de la idea misma de haberlo volcado y buscado generar un efecto. El efecto contagio. Aquel que te hace ir por más, superando y acrecentando la parada de lo anteriormente vertido para sentirse realizado y saber que te acercás a lo que querés decir de la forma más precisa que salga. Para ello es que se precisan noches como la de ayer. Mágicas y creadoras, sostenedoras. Gracias por hacer y ser a…

http://miralunas.blogspot.com/
http://no-more-wall.blogspot.com/
http://metacholadoble.blogspot.com/
http://mispalabrasdescalzas.blogspot.com/
http://yuyodelsuburbio.blogspot.com/
http://javierfnoya.blogspot.com/
http://tudivinidad.blogspot.com/
http://and-what-about-rochies-life.blogspot.com/
http://humbertodib.blogspot.com/
http://gotasdelluviasobremipiel.blogspot.com/
http://osdaniel.blogspot.com/

(si faltó alguno, favor de mencionarlo y lo agrego ;-)

La seguimos.

lunes, 16 de enero de 2012

Fuerza motriz

Me salgo de las interpretaciones filosóficas. Me adentro en mi realidad plasmable. La que marca mi destino continuamente.
Creo en el intercambio energético. Veo una luz que avanza incesantemente y pide pista para aterrizar. Se muestra cada vez más radiante y patente.
En la medida en que le de paso a su incandescente iluminación, veo que las situaciones se simplifican. No se trata de pensar muchas cosas a la vez, más bien de interactuar lo mínimo y necesario como para formarnos un esquema y luego dar paso a lo que nazca de nuestro interior. Aquello remoto que nos abre puertas y nos genera creatividad influyente en nuestros propios aconteceres.

¿Qué somos? Lo que hacemos. ¿Qué hacemos? Lo que podemos.
Y podemos, por arte de magia, darnos cuenta que nada va a ser como planeamos, sino más bien como deseamos, desde lo más profundo de nuestro ser.
Creo cada vez más en la existencia de un plano superior que conduce nuestros caminos. Y conectar con él es nuestra meta, si no nuestra obligación. Cada vez que nos relajamos y dejamos que nos circunde la sincronicidad de los hechos, es el momento en que nos sentimos en mayor libertad de acción. La sensación de felicidad nos invade cuando estamos sin estar, cuando fluimos pensando sin pensar en demasía, y dejamos que se apodere de nosotros el ser feliz que nos rodea.

Nadie puede decir que no busca su felicidad. O, mejor dicho, ser infeliz es más fácil que ser feliz. Sólo se trata de dejar actuar las fuerzas dominantemente negativas que todos llevamos dentro. Pero si dejamos actuar a las fuerzas positivas, ahí sí que estamos ante una verdadera batalla sin cuartel, que pocos disfrutan, y muchos menos se animan a encarar. Es, ni más ni menos que el camino que tenemos marcado. Cada cual lo podrá ver a su tiempo, y algunos nunca estarán capacitados para hacerlo. Es cuestión de relajarse y ser. Ser en lo más profundo de nuestras ganas. ¿Estás apto? ¿Tenés la fuerza?

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