Nunca me dijeron que el día del niño era por esto. Se me resignifica.
Hace un manojo de días tengo un hijo y comprendo un poco más a qué se refiere eso de los derechos del niño y el mar de sentimientos a los que nos somete el niño. Supuesto en un principio, imaginado, observablemente indefenso ahora que está acá, que explora constantemente los alcances de esas nuevas herramientas que la naturaleza le dio. Manos, brazos, pies, piernas, boca sobre todo.
Un niño obliga a sentir más, porque sus sentidos deben ser estimulados por el adulto. Porque se nos va la vida en que tenga lo que necesita, en los casos de las familias más amorosas, o por la contraria, habrá momentos en que te hace sentir la peor mierda o que lo querés matar. O acallar, pongamos. Bienvenida sea la sombra. El punto es que nos hace sentir.
Volver, consciente o inconscientemente, a esa instancia de haber sido niños, también. Porque eso de que todos conservamos un niño interno es un hecho -tanto como que todos nacemos y morimos-, atravesado por el modo en que nuestra niñez transcurrió.
Repetimos los parámetros con los que fuimos criados. Creo que con el tiempo aprendemos a despegarnos de la raíz, tomar vuelo propio, pero siempre hay un momento de aterrizar y extraer de la tierra lo que su semilla nos dio. Mamá, papá, hermanos si los hay, la familia. El núcleo duro. Núcleo cercano. Afecto que se consolida con los años y muta a nuevas formas de concebir la vida.
El niño asimila. Alguna vez escuché -sin saber cuál es su raíz científica- que los primeros 6 años de vida del niño son vitales para las características de la personalidad posteriores. Como que adquiere la info primero, son esponjas, y lo desarrolla luego, según su particularidad.
El niño explora. El niño se cagó. El niño aumenta el campo perceptivo, su caudal de adaptación al medio es cada vez mayor, apela en forma constante e irracional a su creatividad para alcanzar lo que desea. El niño aprende. El niño mira. Y ahora llora.
Feliz día a todos los que habitan el mundo como niños, feliz día Dante y Brianna, mi paquete de amor de sobrinos, y feliz día Gonzalo, mi nuevo amor. Acá velamos por que te sientas bien. Es tu derecho. Tu vida llegó para iluminar más la mía. La nuestra. Feliz vida.
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domingo, 16 de agosto de 2015
sábado, 5 de abril de 2014
Sonidos, naturaleza y bienestar serrano
A unos kilómetros de San Marcos Sierras, provincia de
Córdoba, Argentina, una mujer, Amanda, vive y da cobijo a quienes se acerquen a
escuchar sus sonidos sagrados.
Autodidacta, simple, humilde, Amanda Ajeet te invita a entrar en contacto directo con la Naturaleza. El ser humano que se adentre en sus tierras no tiene la chance de evadirse con estímulos de ciudad, sino que entra de lleno en un concierto de pájaros, hojas, viento y otros animales que rodean esa vegetación que sabe ser tan calma y serena como brava y sombría.

Entrar en el mundo de la Fundación Anahata –así su nombre, por el cuarto chakra del plexo cardíaco- implica una aceptación total del hábitat y sus circunstancias, y tras estar unas horas uno comienza a reparar en interminables detalles, naturales y decorativos o recreativos, que su alma mater, Amanda, supo y sabe ir diseminando por el camino de este extenso verde que te recibe en las sierras cordobesas.

Además de Amanda, hay dos seres revoltosos que habitan Anahata, y marcan su presencia: son Qüini y Pop, dos hermosos perros que te bien reciben y buscan caricias y atención sin cesar desde que llegás. Tras ingresar a la sala central de la Fundación, que está en
proceso de construcción, los caminos conducen al molino, cuyo resonar, con el
tiempo de estar allí, se incorpora como una musicalidad más del espacio; y
también al “estar” para los visitantes, con cocina y living, rústico, agreste y
que nada tiene que envidiarle a cualquier casa citadina, o que en todo caso
tiene mucho más para ofrecer. Cómodo, colorido, con sonidos naturales que lo
rodean, uno puede reposar en la mesa, tomar unos mates o dirigirse a unos
metros a los selectos espacios reservados para las hamacas paraguayas que hay,
entre árboles y silencio.
Porque en Anahata se puede aprender a escuchar el silencio –y quienes ya lo suelen hacer, ponerlo en práctica- y relajar las ambiciones, entregarse a que lo que ocurre en el espacio de tierra que estamos pisando en el momento que nos toca, es por y para algo. Confiar y entregarse a la madre Tierra, y aprender que no son palabras vacías de contenido, sino un acto natural y divino que asumido nos invita a pasearnos a lo largo del tiempo que comprenda nuestra vida con mucha liviandad, asimilando lo que toque y asumiéndose como una parte más de este Cosmos.
Cosmos que adentrada la noche se percibe en su totalidad,
con estrellas, galaxias, vía láctea y toda la conformación de ese Universo
sobre el que reposamos y que por las luces que encandilan las vidas de la gran
urbe, a veces omitimos percibir.
Más al fondo, en Anahata, se ubica la Madre Tipi, tienda con forma de carpa de las viejas tribus indígenas, en formato cónico, que por fuera parece muy endeble pero al adentrarse se dimensiona la resistencia de esa estructura que brinda calidez y soporte al espacio –y en el que se puede pasar la noche plácidamente- donde Amanda sabrá enseñar, transmitir y hacer vibrar los corazones de quienes quieran escuchar sus gongs, cuencos, y otros instrumentos milenarios.
Con la simpleza y tranquilidad de quien sabe que lo que hace es su misión, su forma de llegar a lo más recóndito de las personas para que saquen a flote sus sentires, para que aflore lo más sagrado de cada cual, que se deje ver aquello que muchas veces se tapa entre encuentros sociales, actividades culturales, o agendas abultadas de quién sabe cuántas cosas por hacer, pero que no conectan con algo inenarrable, más que vivible y sentible en ese lugar, esa porción de tierra que está al alcance de quien se anime a acercarse y escuchar lo que puede estar tapado pero que en cualquier momento pedirá salir, en el corazón de cada cual.
Anahata da espacio a que eso ocurra. Y en estos días eso es un montón.
------------------------------
Más información sobre Fundación Anahata:
www.fundacionanahata.com.ar
pranagong@yahoo.com.ar
Tel: 0351 152 391461 (Amanda Ajeet)
www.fundacionanahata.com.ar
pranagong@yahoo.com.ar
Tel: 0351 152 391461 (Amanda Ajeet)
martes, 18 de febrero de 2014
Entornado
No me protejo de vos. No me protejo más de
lo que está destinado a ser.
Te muestro y dejo ser lo que soy. Como soy. Como sale. Sí, ya sé, a veces me propaso. Es más bien cuando me voy del acá para proyectarnos allá. Pero ya lo sabré sofrenar. O no. Soy así. Y ya.
Te muestro y dejo ser lo que soy. Como soy. Como sale. Sí, ya sé, a veces me propaso. Es más bien cuando me voy del acá para proyectarnos allá. Pero ya lo sabré sofrenar. O no. Soy así. Y ya.
Ahora, a esta altura del partido, no pienso
tomar la bandera del que dice no extrañar. ¿Cómo podés no extrañar a la persona
que amás?
Porque en algún sentido hay que entregarse.
Reposar en que una persona, y no cualquiera, la que amás, sabrá cómo llevar el
barco cuando se salga de rumbo, y que siempre habrá un lugar para descansar,
entre las tempestades de lo cotidiano. En el regazo de mi amada. Ahí donde sus
manos hablan y dan el calor necesario para sanar. Para curar el alma herida.
Para eso nos juntamos con personas. Para lograr ser. De una vez.
El entorno, esa circunstancia que cambia, y
se adapta; y las células del cuerpo reciben el estímulo, del entorno, que muta
y transmuta, que regenera y degenera.
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lunes, 23 de diciembre de 2013
Tu rol en todo esto
La alternancia de roles, para rolar, y dar de nuevo. El
saberse parte de un todo mayor, y así poder reciclar las energías, y repartir a
destajo, sin tanto reparo, porque nada te somete, sos vos que tenés que
transitarlo, y cuando lo distinguís sabés que el rol que ocupás va más allá de
la fantasía que tejés, es una asignación grupal, una determinación para que el
equilibrio interno y externo se alinee, y si no se entiende, da paso a la
vertiente, de que escurra, y se diluya, esa piedrita que el zapato te recuerda,
ese zapato que calzado te hace creer en un traje, que te pusiste, que te
pusieron, pero no sos eso.


viernes, 27 de septiembre de 2013
Debe ser
Debe ser que al destapar trabas limitantes se siente un placer tan grande, interno, inenarrable, que por eso elijo ir por ahí.
Debe ser que al nacer supe que mi misión era traerle ganas y empuje a una familia devastada por la pérdida de una hija menos de un año antes, y eso me lleva a querer acompañar y probar modos de superar aquello que no se puede enmendar pero sí sanar, con el tiempo y sin tanto apuro, en este plano y en otros que encima no tenemos, nadie, claro que existan. Pero confío, en que los nudos se deshacen en la acción.
Debe ser es un imperativo que usan muchos seres terrenos para decirle al otro por dónde creen que va eso de sentirse realizados, y como no existe una sola respuesta a eso -o sí, la propia- se entra en obligaciones fatuas, en juegos rengos de contenido deseoso y gustoso, y de ahí las confusiones posteriores.
Debe ser que cada cual tendrá que aprender a escucharse a sí mismo, genuinamente, honradamente, abrazando su oscuro proceso de reconocimiento interno para parir su ser de luz. Debe ser que me canso de escuchar gente que ante la expresión abierta y este tipo de enunciaciones “new-age”, de autoayuda, o póngale el calificativo que quiera, se resguarda de algo que a todos nos cuesta, en primera instancia reconocer, y luego dar a conocer. Que es ni más ni menos que nuestro Ser, y de allí la manera de ser.
Esa tarea que nadie puede salvarse de atravesar en vida que es dar con lo que le gusta, para qué siente que vino a este planeta, qué lo mueve y hace sentir feliz de hacer algo cada día por que eso se concrete; ese es, creo, el deber ser más genuino y auténtico de cada cual. Y nadie dice que sea fácil ese reconocimiento, incluso dudo que tenga fin. Hay que hacerlo muy consciente el accionar para llegar al fondo de esta cuestión a la que quiero llegar -y desde luego dudo si se entenderá-, pero tengo claro que hay que aprender a abrirse un camino entre el matorral, aprender a despejar el área e ir por más.
Debe ser que cuando cualquiera, en su soledad, se anima a preguntarse “¿y qué quiero hacer?”, con sinceridad, sin tapar el sol con la mano, de algún modo siempre está latiendo dentro esa respuesta, y la velocidad vertiginosa a la que somos invitados a vivir en estos días terrenales hace que muchas veces no aparezca tan fácil ni distinguible. Creo que eso puede ser sorteado con ayuda de pares que están en la misma.
Porque debe ser que el ritmo le gana a la esencia, y muchos prefieren vivir tapándose el deseo para cumplir con quién sabe qué mandato, y aún así todos tenemos latente ese objetivo de descubrir cuál es nuestro deber ser más profundo. La misión. Qué fuimos traídos a resolver y allanar en este maranfio de inconsciente colectivo que está ahí flotante, que se presenta siempre y en toda situación y no habla, tan sólo está, y que juntos debe ser que estamos encomendados a develar, y ver cómo se puede interactuar con otros seres sin hacer daño, o el menor posible, porque al fin de cuentas todos queremos vivir o alcanzar un estado de bienestar en este mundo, lo veamos o no, lo busquemos conscientemente o no, lo sepamos o lo ocultemos detrás de tantas cosas que se hacen con tal de no escucharnos. Debe ser que es una tarea dificultosa, y muchas veces no hay energías disponibles para arremeter en ese descubrimiento.
Deberá ser, y sino no será nada, dice alguien por ahí, y todos sabemos, o intuimos, que la nada misma también debe ser algo. “Y vos, ¿qué querés ser?”, es una pregunta muy escuchada a chicos, sólo que apunta frecuentemente a definir profesiones, o posiciones en muchos casos, y la exploración en este caso sugiere un qué querés ser vinculado a un hacer, qué vinimos a ser/hacer acá…
Debe ser que el dolor emparenta, y que nadie se salva solo. Debe ser que cada uno tiene que tomarse de una balsa de creencias para emprender el recorrido y que dogmatizar la cuestión fue la elegida por mucho tiempo y costará otro tanto salirse de ese paradigma.
Debe ser que hay tanto por decir al respecto, de la misión por la que venimos al mundo, que una posibilidad más certera es invitarnos a corazón abierto a navegarlo en grupo.
Debe ser por su historia. Debe ser por su don. Debe ser que va por ahí. No debe ser más que eso.
+ info Taller de dramatización y concreción de sueños

Debe ser es un imperativo que usan muchos seres terrenos para decirle al otro por dónde creen que va eso de sentirse realizados, y como no existe una sola respuesta a eso -o sí, la propia- se entra en obligaciones fatuas, en juegos rengos de contenido deseoso y gustoso, y de ahí las confusiones posteriores.
Debe ser que cada cual tendrá que aprender a escucharse a sí mismo, genuinamente, honradamente, abrazando su oscuro proceso de reconocimiento interno para parir su ser de luz. Debe ser que me canso de escuchar gente que ante la expresión abierta y este tipo de enunciaciones “new-age”, de autoayuda, o póngale el calificativo que quiera, se resguarda de algo que a todos nos cuesta, en primera instancia reconocer, y luego dar a conocer. Que es ni más ni menos que nuestro Ser, y de allí la manera de ser.
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Porque debe ser que el ritmo le gana a la esencia, y muchos prefieren vivir tapándose el deseo para cumplir con quién sabe qué mandato, y aún así todos tenemos latente ese objetivo de descubrir cuál es nuestro deber ser más profundo. La misión. Qué fuimos traídos a resolver y allanar en este maranfio de inconsciente colectivo que está ahí flotante, que se presenta siempre y en toda situación y no habla, tan sólo está, y que juntos debe ser que estamos encomendados a develar, y ver cómo se puede interactuar con otros seres sin hacer daño, o el menor posible, porque al fin de cuentas todos queremos vivir o alcanzar un estado de bienestar en este mundo, lo veamos o no, lo busquemos conscientemente o no, lo sepamos o lo ocultemos detrás de tantas cosas que se hacen con tal de no escucharnos. Debe ser que es una tarea dificultosa, y muchas veces no hay energías disponibles para arremeter en ese descubrimiento.
Deberá ser, y sino no será nada, dice alguien por ahí, y todos sabemos, o intuimos, que la nada misma también debe ser algo. “Y vos, ¿qué querés ser?”, es una pregunta muy escuchada a chicos, sólo que apunta frecuentemente a definir profesiones, o posiciones en muchos casos, y la exploración en este caso sugiere un qué querés ser vinculado a un hacer, qué vinimos a ser/hacer acá…
Debe ser que el dolor emparenta, y que nadie se salva solo. Debe ser que cada uno tiene que tomarse de una balsa de creencias para emprender el recorrido y que dogmatizar la cuestión fue la elegida por mucho tiempo y costará otro tanto salirse de ese paradigma.
Debe ser que hay tanto por decir al respecto, de la misión por la que venimos al mundo, que una posibilidad más certera es invitarnos a corazón abierto a navegarlo en grupo.
Debe ser por su historia. Debe ser por su don. Debe ser que va por ahí. No debe ser más que eso.
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viernes, 6 de septiembre de 2013
Exorcizar el maleficio

Un campamento donde puedo arruinar todo con mi proceder. Un símil tío que acusa de aquello que no me pertenece, y dale que va.
El punto es descubrir la propia limitación, hacerle un ritual celebratorio sin temor y seguir adelante.
Los fantasmas se disipan con la acción. Están para entretener y no hacen daño.
Porque en verdad, no existen. No existís.
viernes, 30 de agosto de 2013
Inspirar
Si te declarás anti (lo que sea) te falta otro tanto de recorrido para llegar a ser quien querés.
Me dejo ser para llegar a Ser.
El rival a vencer, de turno, es el totem que sostiene nuestro ideal a conquistar, sólo que se hace presente a modo inverso. Y sostiene Pereyra.
La sociedad comprime, lo que en tu ser es sublime.
Me dejo ser para llegar a Ser.
El rival a vencer, de turno, es el totem que sostiene nuestro ideal a conquistar, sólo que se hace presente a modo inverso. Y sostiene Pereyra.
La sociedad comprime, lo que en tu ser es sublime.
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viernes, 19 de julio de 2013
Siete mares
Drenar es zanjar, hacer surco posible en la tela que hace la vez de mapa que demarca el límite de lo posible, y pudiendo es que lo vamos haciendo.
Yo puedo porque hago. Sino no puedo dimensionar la certeza de realización. Me hago al hacer, te hago, nos hago. Y la confianza determina la sustentabilidad de la sugerencia, que puede tener eco o permanecer en el anonimato, sin importar si así lo gustamos o no, pero primero hecho, realizado, concretado, encarado, demarcado, sumido a la instancia de realidad que constata y refleja qué ocurre con las energías entreveradas. Algo se da. Surge una formulación que resulta de las partes intervinientes. Pueden pasar a firmar. Afirmar, o consentir. O deformar, y fenecer.
¿Nunca empezaste una hoja en blanco? Es dar un marco de expectativa a lo que deviene en forma sugestiva al encuentro de lo que se formó. Es dar paso a que pase algo, como cuando uno se acerca a la esquina a ver qué hay del otro lado, aquel que no es visible hasta tanto logramos el ángulo recto inicial que nos permite empezar a percibir lo que antes se nos negaba.
¿Y qué pasó? La sorpresa, las ganas de que aparezca algo sobrenatural, o natural a secas, ni más ni menos. Lo distinto, que nos hace querer contar esa historia y que se sostenga en su desarrollo, que nos entusiasmemos con el afán de que eso pase, de verlo plasmado. Si al fin de cuentas, la energía que se le proyecte a un hecho es lo que hace que esté pasando, sin importar si lo ven otros -hologramas que reflejan lo que desde adentro generamos- sino el grado de importancia que le estamos asignando. Pasa porque querés, y yo sí quiero.
Yo puedo porque hago. Sino no puedo dimensionar la certeza de realización. Me hago al hacer, te hago, nos hago. Y la confianza determina la sustentabilidad de la sugerencia, que puede tener eco o permanecer en el anonimato, sin importar si así lo gustamos o no, pero primero hecho, realizado, concretado, encarado, demarcado, sumido a la instancia de realidad que constata y refleja qué ocurre con las energías entreveradas. Algo se da. Surge una formulación que resulta de las partes intervinientes. Pueden pasar a firmar. Afirmar, o consentir. O deformar, y fenecer.
¿Nunca empezaste una hoja en blanco? Es dar un marco de expectativa a lo que deviene en forma sugestiva al encuentro de lo que se formó. Es dar paso a que pase algo, como cuando uno se acerca a la esquina a ver qué hay del otro lado, aquel que no es visible hasta tanto logramos el ángulo recto inicial que nos permite empezar a percibir lo que antes se nos negaba.

martes, 23 de abril de 2013
Palabras mayores
OSHO, un Maestro q supo transmitir en sus discursos, transcriptos en formato de miles de libros y que da una versión alucinante de la vida.
Aquí, algunas palabras que me resuenan hoy, pero cada vez que agarres un libro de él te hará descubrir algo nuevo:
- "La creatividad es la fragancia de la libertad individual".
- "Usa tu energía creativamente. Quizá eso te haga menos aburrido, más divertido, menos dependiente, menos víctima. Y la parte más importante será que no te sentirás culpable ni deprimido".
- "Para el hombre que no puede vivir consigo mismo, el otro es una necesidad, una absoluta necesidad, porque siempre que está solo se aburre de sí mismo; como no eres meditativo necesitas de otros para mantenerte ocupado".

- "Mi esfuerzo consiste en destruir la mente colectiva y hacer libre a cada individuo, para que sea él mismo o ella misma. Entonces no habrá ningún problema; entonces podrás vivir como quieras. La humanidad todavía no ha nacido; está todavía en el útero. De hecho, la humanidad nacerá realmente el día en que sea respetada la rebelión del individuo".
- "El amor crea esa proximidad y la llama salta de un corazón a otro. No se trata de alguien que se rinda, ni de alguien que crea, se trata de alguien que se entregue en forma total". - "La confianza es el florecimiento más grande del amor. El amor es la realidad esencial (...) El sacerdote y el político están de acuerdo en un punto, que necesitan seguidores; sólo así pueden ser alguien. Entre los dos han convertido a toda la humanidad en esclavos. Y han destrozado la libertad de todo el mundo (...) Si me amas, ¿cómo puedo esclavizarte? Si me amas, sólo me podré alegrar de tu libertad. El discípulo no es un seguidor, el discípulo simplemente se ha enamorado. No se trata de que le hayan convencido sus ideas. No es una convicción, no es una conversión, es una transformación".
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miércoles, 3 de abril de 2013
La gente que me gusta
Fin de semana de poesía, se ve. Aparte de recomendar ir a ver a Francisco Pesqueira y su unipersonal Nada te turbe (click para ver la crítica de La Nación a la obra), donde su enérgico ser nos pasea por distintos poemas con su particular interpretación, hoy arranqué el día con un texto de Mario Benedetti que me encontré gracias a Belén Zugasti, y que no conocía y me vibró tan en sintonía con algunas cosillas que se vienen sucediendo por estos días. Comparto:
Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace. La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad.
Me gusta la gente con capacidad para asumir las consecuencias de sus acciones, la gente que arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien se permite huir de los consejos sensatos dejando las soluciones en manos de nuestro padre Dios.
Me gusta la gente que es justa con su gente y consigo misma, la gente que agradece el nuevo día, las cosas buenas que existen en su vida, que vive cada hora con buen ánimo dando lo mejor de sí, agradecido de estar vivo, de poder regalar sonrisas, de ofrecer sus manos y ayudar generosamente sin esperar nada a cambio.
Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente, pero sin lastimarme ni herirme. La gente que tiene tacto.
Me gusta la gente que posee sentido de la justicia.
A estos los llamo mis amigos.
Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría y la predica. La gente que mediante bromas nos enseña a concebir la vida con humor. La gente que nunca deja de ser aniñada.
Me gusta la gente que con su energía, contagia.
Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos razonables a las decisiones de cualquiera.
Me gusta la gente fiel y persistente, que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.
Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza en reconocer que se equivocó o que no sabe algo. La gente que, al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos. La gente que lucha contra adversidades.
Me gusta la gente que busca soluciones.
Me gusta la gente que piensa y medita internamente. La gente que valora a sus semejantes no por un estereotipo social ni cómo lucen. La gente que no juzga ni deja que otros juzguen.
Me gusta la gente que tiene personalidad.
Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón.
La sensibilidad, el coraje, la solidaridad, la bondad, el respeto, la tranquilidad, los valores, la alegría, la humildad, la fe, la felicidad, el tacto, la confianza, la esperanza, el agradecimiento, la sabiduría, los sueños, el arrepentimiento y el amor para los demás y propio son cosas fundamentales para llamarse GENTE.
Con gente como ésa, me comprometo para lo que sea por el resto de mi vida, ya que por tenerlos junto a mí, me doy por bien retribuido.
Mario Benedetti
Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace. La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad.
Me gusta la gente con capacidad para asumir las consecuencias de sus acciones, la gente que arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien se permite huir de los consejos sensatos dejando las soluciones en manos de nuestro padre Dios.
Me gusta la gente que es justa con su gente y consigo misma, la gente que agradece el nuevo día, las cosas buenas que existen en su vida, que vive cada hora con buen ánimo dando lo mejor de sí, agradecido de estar vivo, de poder regalar sonrisas, de ofrecer sus manos y ayudar generosamente sin esperar nada a cambio.

Me gusta la gente que posee sentido de la justicia.
A estos los llamo mis amigos.
Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría y la predica. La gente que mediante bromas nos enseña a concebir la vida con humor. La gente que nunca deja de ser aniñada.
Me gusta la gente que con su energía, contagia.
Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos razonables a las decisiones de cualquiera.
Me gusta la gente fiel y persistente, que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.
Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza en reconocer que se equivocó o que no sabe algo. La gente que, al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos. La gente que lucha contra adversidades.
Me gusta la gente que busca soluciones.
Me gusta la gente que piensa y medita internamente. La gente que valora a sus semejantes no por un estereotipo social ni cómo lucen. La gente que no juzga ni deja que otros juzguen.
Me gusta la gente que tiene personalidad.
Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón.
La sensibilidad, el coraje, la solidaridad, la bondad, el respeto, la tranquilidad, los valores, la alegría, la humildad, la fe, la felicidad, el tacto, la confianza, la esperanza, el agradecimiento, la sabiduría, los sueños, el arrepentimiento y el amor para los demás y propio son cosas fundamentales para llamarse GENTE.
Con gente como ésa, me comprometo para lo que sea por el resto de mi vida, ya que por tenerlos junto a mí, me doy por bien retribuido.
Mario Benedetti
lunes, 4 de marzo de 2013
Del leer y el escribir, según Nietzsche
“De
todo lo escrito yo amo sólo aquello que alguien escribe con su sangre. Escribe
tú con sangre, y te darás cuenta de que la sangre es espíritu. No es
cosa fácil el comprender la sangre ajena: yo odio a los ociosos que leen. Quien
conoce al lector no hace ya nada por el lector. Un siglo de lectores todavía y
hasta el espíritu olerá mal (…) Quien escribe con sangre y en forma de
sentencias, ése no quiere ser leído, sino aprendido de memoria. En las montañas
el camino más corto es el que va de cumbre a cumbre; mas para ello tienes que
tener piernas largas. Cumbres deben ser las sentencias; y aquellos a quienes se
habla, hombres altos y robustos. El aire ligero y puro, el peligro cercano y el
espíritu lleno de una alegre maldad, estas cosas se avienen bien. Quiero tener
duendes a mi alrededor, pues soy valeroso. El valor que ahuyenta los fantasmas se crea sus propios
duendes, el valor quiere reír.
Yo ya no tengo sentimientos en común con vosotros: esa nube
que veo por debajo de mi, esa negrura y pesadez de que me río, cabalmente esa
es vuestra nube tempestuosa. Vosotros miráis hacia arriba cuando deseáis
elevación. Y yo miro hacia abajo, porque estoy elevado. ¿Quién de vosotros
puede a la vez reír y estar elevado? Quien asciende a las montañas más altas se ríe de todas las tragedias, de
las del teatro y de las de la vida. Valerosos, despreocupados, irónicos,
violentos, así nos quiere la sabiduría: es una mujer y ama siempre únicamente a
un guerrero.

Así habló Zaratustra.
lunes, 7 de enero de 2013
Red invisible
El hereje es el que teje,
y el camino no es errado,
por que agarre para un lado,
no significa que no haya otro,
lo complicado es descubrir el sitio,
en que se plante tu bandera,
y sera la era del que se ocupa,
de llevar su palabra de amor y creencia,
no lo conviertas en tanta ciencia,
que no hay motivos para enfrentar la esencia,
del que se crió en su conciencia,
y no me aflijo si no tomo partido,
la pelea es por lo que se sigue significando,
más que un estandarte sostengo un plenario,
de voluntad y esperanza,
y saberse parte del mundo te amansa.
Y sabe que no hay razón que dure 100 años,
el daño es el baño del inmaduro,
pero lo que refleja aún es el desencanto,
cuanto más oscuro se huele la sed de venganza,
y sabrás poner un manto,
de piedad y clemencia,
que se conquista desde las inclemencias.
Suena a contradicción pero es el tiempo nuevo,
de conocer lo que se escribe en el viento,
y el peregrino está siempre armando un camino renovado,
porque es lo que sostiene su eterna cadencia,
del que grita al cielo su maldita inconsistencia.
No ahorra en delirios,
y en su divinidad encuentra el vicio,
de saberse satisfecho,
y el mayor provecho es descubrir la red en compañía,
porque su soledad la conquistó un día,
en que se puso a caminar entre la Naturaleza,
y en esa encontró su sentido.
Se lo dijo una piedra en un suave chasquido.
Quedó ido, y no hay dos sin tres,
tréboles de cuatro hojas,
la suerte es la dulce congoja,
de llegar a un FIN.
y el camino no es errado,
por que agarre para un lado,
no significa que no haya otro,
lo complicado es descubrir el sitio,
en que se plante tu bandera,
y sera la era del que se ocupa,
de llevar su palabra de amor y creencia,

que no hay motivos para enfrentar la esencia,
del que se crió en su conciencia,
y no me aflijo si no tomo partido,
la pelea es por lo que se sigue significando,
más que un estandarte sostengo un plenario,
de voluntad y esperanza,
y saberse parte del mundo te amansa.

el daño es el baño del inmaduro,
pero lo que refleja aún es el desencanto,
cuanto más oscuro se huele la sed de venganza,
y sabrás poner un manto,
de piedad y clemencia,
que se conquista desde las inclemencias.
Suena a contradicción pero es el tiempo nuevo,
de conocer lo que se escribe en el viento,
y el peregrino está siempre armando un camino renovado,
porque es lo que sostiene su eterna cadencia,
del que grita al cielo su maldita inconsistencia.
No ahorra en delirios,
y en su divinidad encuentra el vicio,
de saberse satisfecho,
y el mayor provecho es descubrir la red en compañía,
porque su soledad la conquistó un día,
en que se puso a caminar entre la Naturaleza,
y en esa encontró su sentido.
Se lo dijo una piedra en un suave chasquido.
Quedó ido, y no hay dos sin tres,
tréboles de cuatro hojas,
la suerte es la dulce congoja,
de llegar a un FIN.
jueves, 20 de diciembre de 2012
El secreto de mis certezas
"De todo quedaron tres cosas:
la certeza de que estaba siempre comenzando,
la certeza de que había que seguir
y la certeza de que sería interrumpido antes de terminar.
Hacer de la interrupción un camino nuevo,
hacer de la caída un paso de danza,
del miedo, una escalera,
del sueño, un puente,
de la búsqueda... un encuentro"
Fernando Pessoa
martes, 20 de noviembre de 2012
Tu cuento
Tu cuento es como siempre quisiste que fuera. Lo imaginás y
se da, se hace materia más que realidad, ese concepto tan poco preciso que no
posibilita saber si cada cual habita mundos de realidad semejante o
completamente distinto el uno del otro.
Cada cual lo hace, vive en su mundo, que por un tiempo
compatibiliza con el de otro, hasta podrán tener visiones o relatos compartidos
del mundo, y hasta quizás puedan consumar su cuento de ideario familiar a cabo
juntos.
¿Nunca te preguntaste si el color que vos ves es el mismo
que el que está al lado tuyo? Imposible constatarlo. Es relato, es cuento, y yo
te cuento lo que veo para ver si unimos cuentos.
Están los que construyen su cuento y los que se comen el cuento que les relatan.
Están los que construyen su cuento y los que se comen el cuento que les relatan.
Algunos habitan submarinos mentales que los sumergen en caminos inabarcables para salir reptando luego, entre el saber ir y venir.
viernes, 28 de septiembre de 2012
Manifiesto de apertura
Te festejo lo que lográs sacar. Mi sacar es dejar que fluya.
¿Me das la chance? ¿Te dejás ver?
Cuando alguien que ya conocías de antes, como dicen algunos
para definir ese cruce de caminos, se hace presente, todo se ilumina un poco más,
como que los colores se alteran para mostrarte el brillo intrínseco que tiene
la materia.
¿Hay oportunidad de sortear el obstáculo que hace que no se
concrete lo que se pide a gritos? Es dar a entender, es lograr el contacto
natural. Me entrego a lo que la esencia manifiesta por sí sola más allá de lo
que impide.
¿Cómo va a triunfar el dejo de desazón?
No importa lo que se dice si le damos prioridad a la
esencia. Sí, hay que estar despejado para captarla, ok, pero ¿no lo sentís?

Es. Dejá que fluya. ¿Me das amor? Yo lo tengo bien a mano,
pero se me manifiesta en la escucha, en el mejor de los casos, o en la palabra
ilimitada cuando la situación lo requiere.
En el dejar que se haga eco, no estorbando. Te espejo, te
muestro, me muestro, danzo alrededor para incitar a la concreción. Porque
concretar es deleite del alma, no esperar a que algo más pase. Actuando los
cuerpos se dejan ser, y volveré a probar nuevas formas, porque el tiempo se
deshace al conectar de corazón a corazón.
Etiquetas:
amor,
comunicación,
conciencia,
reflexiones,
viaje
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