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lunes, 16 de diciembre de 2013

El Arte te deja Ser

El arte rompe todas las barreras y limitaciones que haya. Se puede decir esto, pero la vía a la que te invita el experimentarlo, sentirlo, hacerlo carne, es inenarrable.

¡Hay que vivirlo! Buscar las formas de soltar, de desprenderse de eso que por alguna razón nos convencieron –o quisieron hacerlo- que estaba mal. Mal. Que palabra de mierda, encasilladora, opresora, muy definitiva como para asignarle valor de verdad.

La Verdad viene de la mano de la expresividad. Y distinguimos también que es personal, subjetiva, única. A través del arte deja de haber algo que imponer, es más bien liberar, dar paso a lo que se te revela, porque de eso se trata, de no saberlo de antemano, sino que se te haga presente, con toda la emoción y el sentimiento que te embarga, y darle rienda suelta, no reprimirlo, sino sentirlo, naturalmente. El arte te deja Ser.

domingo, 20 de octubre de 2013

Madre


MADRE: dícese de la energía que
nos incubó y dio a luz,
nos cobijó y amamantó,
nos enseñó y transmitió,
nos inculcó y abasteció,
nos soltó y dejó volar -en el mejor de los casos-,
todo sin pedir nada a cambio y con el amor más puro y sincero que se podía entregar en cada momento de la vida.
¡Gracias ma por existir (y hacerme existir)!
Feliz día a todas las mujeres que son madres y ejercen de tal.

viernes, 27 de septiembre de 2013

Debe ser

Debe ser que al destapar trabas limitantes se siente un placer tan grande, interno, inenarrable, que por eso elijo ir por ahí.

Debe ser que al nacer supe que mi misión era traerle ganas y empuje a una familia devastada por la pérdida de una hija menos de un año antes, y eso me lleva a querer acompañar y probar modos de superar aquello que no se puede enmendar pero sí sanar, con el tiempo y sin tanto apuro, en este plano y en otros que encima no tenemos, nadie, claro que existan. Pero confío, en que los nudos se deshacen en la acción.

Debe ser es un imperativo que usan muchos seres terrenos para decirle al otro por dónde creen que va eso de sentirse realizados, y como no existe una sola respuesta a eso -o sí, la propia- se entra en obligaciones fatuas, en juegos rengos de contenido deseoso y gustoso, y de ahí las confusiones posteriores.

Debe ser que cada cual tendrá que aprender a escucharse a sí mismo, genuinamente, honradamente, abrazando su oscuro proceso de reconocimiento interno para parir su ser de luz. Debe ser que me canso de escuchar gente que ante la expresión abierta y este tipo de enunciaciones “new-age”, de autoayuda, o póngale el calificativo que quiera, se resguarda de algo que a todos nos cuesta, en primera instancia reconocer, y luego dar a conocer. Que es ni más ni menos que nuestro Ser, y de allí la manera de ser.
Esa tarea que nadie puede salvarse de atravesar en vida que es dar con lo que le gusta, para qué siente que vino a este planeta, qué lo mueve y hace sentir feliz de hacer algo cada día por que eso se concrete; ese es, creo, el deber ser más genuino y auténtico de cada cual. Y nadie dice que sea fácil ese reconocimiento, incluso dudo que tenga fin. Hay que hacerlo muy consciente el accionar para llegar al fondo de esta cuestión a la que quiero llegar -y desde luego dudo si se entenderá-, pero tengo claro que hay que aprender a abrirse un camino entre el matorral, aprender a despejar el área e ir por más.

Debe ser que cuando cualquiera, en su soledad, se anima a preguntarse “¿y qué quiero hacer?”, con sinceridad, sin tapar el sol con la mano, de algún modo siempre está latiendo dentro esa respuesta, y la velocidad vertiginosa a la que somos invitados a vivir en estos días terrenales hace que muchas veces no aparezca tan fácil ni distinguible. Creo que eso puede ser sorteado con ayuda de pares que están en la misma.

Porque debe ser que el ritmo le gana a la esencia, y muchos prefieren vivir tapándose el deseo para cumplir con quién sabe qué mandato, y aún así todos tenemos latente ese objetivo de descubrir cuál es nuestro deber ser más profundo. La misión. Qué fuimos traídos a resolver y allanar en este maranfio de inconsciente colectivo que está ahí flotante, que se presenta siempre y en toda situación y no habla, tan sólo está, y que juntos debe ser que estamos encomendados a develar, y ver cómo se puede interactuar con otros seres sin hacer daño, o el menor posible, porque al fin de cuentas todos queremos vivir o alcanzar un estado de bienestar en este mundo, lo veamos o no, lo busquemos conscientemente o no, lo sepamos o lo ocultemos detrás de tantas cosas que se hacen con tal de no escucharnos. Debe ser que es una tarea dificultosa, y muchas veces no hay energías disponibles para arremeter en ese descubrimiento.

Deberá ser, y sino no será nada, dice alguien por ahí, y todos sabemos, o intuimos, que la nada misma también debe ser algo. “Y vos, ¿qué querés ser?”, es una pregunta muy escuchada a chicos, sólo que apunta frecuentemente a definir profesiones, o posiciones en muchos casos, y la exploración en este caso sugiere un qué querés ser vinculado a un hacer, qué vinimos a ser/hacer acá…

Debe ser que el dolor emparenta, y que nadie se salva solo. Debe ser que cada uno tiene que tomarse de una balsa de creencias para emprender el recorrido y que dogmatizar la cuestión fue la elegida por mucho tiempo y costará otro tanto salirse de ese paradigma.

Debe ser que hay tanto por decir al respecto, de la misión por la que venimos al mundo, que una posibilidad más certera es invitarnos a corazón abierto a navegarlo en grupo.

Debe ser por su historia. Debe ser por su don. Debe ser que va por ahí. No debe ser más que eso.

+ info Taller de dramatización y concreción de sueños

martes, 27 de agosto de 2013

Descubro actor productor

El impulso me maneja, y en el tren de saber ir por la vía del amor estoy. Toco fondo para sentir a flote lo que debe fenecer.
Basta de consternaciones que nadie nos impuso.

Quiero compartir la vida con personas que me acepten. La comprensión es un campo de expedición irreconocible, lo acepto, y desde ahí que la búsqueda es de corazón a corazón, algo que no se pueda explicar pero que esté asegurado el acompañamiento, acompasamiento.
El rosa, la idílica creencia de que todo es luz me subleva, y la expresividad hace que todo se remonte a la súbita idea de que ahí renace lo que se niega, ahí reside el bendito destino en la voluntad de ir por más sin saber hacia dónde. Es imposible saber a qué vamos, pero dale, vamos.

El condicionamiento está dado por la intención de controlar lo que no se puede, y si se es abierto, permeable, decidido y voluntarioso, sin perder lo misterioso, todo será provisto por quién sabe quién.
¿Hay alguien que te quiera convencer de lo contrario? Todos intentarán imponer su idea, porque es la forma preconcebida de asentar que es así como lo pensamos que sucede. No hay universalismo posible, el individuo es su propio universo, y el descubrimiento debe llegar por uno mismo. Lo demás pasa, porque no llega a destino, es banal e intrascendente, y tu descubrimiento es el que posibilita que se abra camino.
Desandarlo es no sólo nuestra obligación sino nuestra forma de descubrir qué vinimos a hacer a este mundo. Ser para creer.

Miro la peli que pasan. La pasión guía al mundo. Es el motor. Y la sensibilidad particular es el lubricante que hace que ese motor sea único y reconocible.
La desilusión es la expectativa de que algo cambie.
Yo no quiero perder el tiempo intentando. Quiero ser a pleno.
Descanso y moderación para asimilar lo que pide ser.
Seamos. Soy.

viernes, 19 de julio de 2013

Siete mares

Drenar es zanjar, hacer surco posible en la tela que hace la vez de mapa que demarca el límite de lo posible, y pudiendo es que lo vamos haciendo.

Yo puedo porque hago. Sino no puedo dimensionar la certeza de realización. Me hago al hacer, te hago, nos hago. Y la confianza determina la sustentabilidad de la sugerencia, que puede tener eco o permanecer en el anonimato, sin importar si así lo gustamos o no, pero primero hecho, realizado, concretado, encarado, demarcado, sumido a la instancia de realidad que constata y refleja qué ocurre con las energías entreveradas. Algo se da. Surge una formulación que resulta de las partes intervinientes. Pueden pasar a firmar. Afirmar, o consentir. O deformar, y fenecer.

¿Nunca empezaste una hoja en blanco? Es dar un marco de expectativa a lo que deviene en forma sugestiva al encuentro de lo que se formó. Es dar paso a que pase algo, como cuando uno se acerca a la esquina a ver qué hay del otro lado, aquel que no es visible hasta tanto logramos el ángulo recto inicial que nos permite empezar a percibir lo que antes se nos negaba.

¿Y qué pasó? La sorpresa, las ganas de que aparezca algo sobrenatural, o natural a secas, ni más ni menos. Lo distinto, que nos hace querer contar esa historia y que se sostenga en su desarrollo, que nos entusiasmemos con el afán de que eso pase, de verlo plasmado. Si al fin de cuentas, la energía que se le proyecte a un hecho es lo que hace que esté pasando, sin importar si lo ven otros -hologramas que reflejan lo que desde adentro generamos- sino el grado de importancia que le estamos asignando. Pasa porque querés, y yo sí quiero.

sábado, 6 de julio de 2013

De duelo

Duelar es darse espacio a sentirse triste, atravesándolo y permitiendo recordar lo vivido, lo que nos regaló la persona o situación que se duela.

Duelar duele. Es matar la ilusión, es desencantarse con el sabor que tiene la realidad, al menos por un tiempo, y distinguir en qué lugar de esa línea de tiempo nos sentimos.

Saber hacer un duelo no es algo que se consigue fácilmente, porque normalmente se tiende a escapar a la idea de sentirse mal por un espacio temporal, o abatido, porque ¿a quién le gusta eso?
Entonces algunos en lugar de atravesar el duelo eligen obviarlo pero, si realmente fue simbólicamente relevante lo que murió, nos aquejará la sensación, porque duelar no es algo que se elija, sino que se aparece, esa sensación de desgano, de vulnerabilidad, de abatimiento, de congoja, de mierda, como quien dice. No por nada a la muerte se la llama Parca; la sensación tras estar cerca de algo que fallece, que se desintegra, es de una parquedad pasmosa.


Duelar es conflictuarse con que esa pérdida no estará más. Chau, se fue, y tenemos que imaginar o proyectar un porvenir distinto sin ese estandarte que sostenía, o estaba, y caemos en su importancia al dejar de tenerlo.

Un duelo vivido, sentido, animado a corporizarse, nos permite liberar esa energía estanca que se percibe al refrescar la idea de que no volverá a estar, de que esa linda sensación de compañía desapareció; y tras salir del oscuro túnel se puede avizorar un futuro y buscar concretarlo. Abocarse a que cuando nos duelen nos recuerden con una sonrisa.

viernes, 28 de junio de 2013

Think tank (o fin tan)

- Me anduve pensando.- Hacés bien.- ¿Qué hacés?- Lo que quiero, ¿por?- Para saber.- ¿Qué querés saber?- ¿Qué te pasa?- No pasa nada.- Todo pasa.- Ya pasó.

martes, 26 de febrero de 2013

Amando

En la entrega se da el amor. En el incalculado abanico de posibilidades que se da al desprender del ramillete de formas que uno tiene de expresar cariño.

El amor es la forma más clara y concisa de expresar lo que se siente, y de sacar a relucir lo que el mundo nos genera, y que frecuentemente sintetizamos en una persona o cosa pero que se trata de un sentimiento o energía universal que se traslada a cada hecho que nos circunda. Estamos envueltos en él, y cuando no lo sentimos es tan sólo porque no lo podemos percibir, pero allí está, para regodearnos y hasta hacernos sentir menos duros los momentos de pesar.

A pesar de todo, el amor siempre está. Si te entrenás en su captación, podrás hacer más sentido y compartido cada momento que surja. Se resume en situaciones de alegría o, si persiste, en una felicidad duradera que te hace creer que la vida todo lo abarca y que el lugar y la circunstancia en la que estás es la indicada para tu momento divino.

Porque el amor se emparenta con aquello que es divino, sagrado, especial. Sentir amor es identificar tu sensación base, esencial, que te conecta a la fuente de pulsión y te hace dar lo mejor de vos. No hay juicio, no hay premeditación, amando sos, te dejás incluso modificar de acuerdo a la voluntad o gusto de quien te acompaña, porque entre todos los involucrados se genera la masa amorosa que le da volumen al desarrollo y la evolución potencial del hábitat que te rodea.

Da amor y recibirás en consecuencia. Y no es un mensaje parroquial, porque es fácil caer en la crítica intelectual de cursilería del que sabe mostrar su lado amoroso, pero el amor vence a todo escollo que se encuentre en el camino, y te hace entrar de lleno en el consagrado espacio de construcción conjunta, el diálogo, o la comunicación no verbal también, que te hace sentir y generar aquello que se denomina bien, y que fue tan maltratado a malgastado por la religión. Hacer el bien no es ser buenito para justificar accionares, es la consecuencia de sentir el amor en cada uno de tus poros. Nada puede salir mal así, todo es en tu beneficio.

Si cada cual logra sacar esto de sí, la maldad o todo acto que se le desprenda, podrá ser despreciado o no tenido en cuenta en el mundo, porque cada uno distinguirá que amando es la única forma de sentirse pleno, seguro, vital y que no es necesario engendrar odio, el hijo bobo de amor, que pierde pista al sacar el logro.

Brindando, dando, entregando estás abierto a recibir, y es así como surge la pasionalidad indómita que te hará resurgir ese deseo descarriado y descarado que no se controla y sale de tus entrañas para ser expresado en forma artística, en expresión deseante de ser escuchada o en actos amorosos involuntarios, raptos de lucidez acuciante de ser bienrecibidos, y es así como podrás entregar el máximo potencial que aún está guardado y agazapante de ser sacado en vos.

viernes, 1 de febrero de 2013

Carta al jugador de Independiente

Jugadores, en tiempos donde claramente hay que hacer de tripas corazones, y juntos encontrar la forma de salir adelante, sumando algún nuevo guerrero al batallón de ataque, desde luego destacarán los que se expresen con violencia y agresión, pero toda la familia de Independiente no quiere dejar de transmitirles el apoyo y las ganas de que sepan sacar el equipo adelante.

Ahora, que se renuevan las esperanzas con un nuevo torneo, algo tiene que quedarles claro. Esto es Independiente, el orgullo nacional desde que nací. Grábenselo para lo que queda, 20 batallas en las que lo que se rescatan son los puntos. Sépanlo: Mi equipo no pelea descensos, Independiente pelea campeonatos.

Viendo y compartiendo el gusto por el buen fútbol con una infinidad de aficionados desperdigados por el mundo, nos enloquecimos con la gambeta del Bocha, la valentía de Ludueña, el toque corto de Garnero con Gustavito López, una defensa sólida con Milito, Rotchen, uruguayos aguerridos, manos prodigiosas como las de Islas, Mondragon, Pereyra, y otros sabrán hablar de sus décadas de gloria. Lo importante es que sepan que estamos con ustedes, y que nunca dejen de tomar conciencia que lo que llevan puesta es la camiseta del Glorioso Club Atlético Independiente, el que siempre será, por la eternidad de los días, el Rey de Copas.
Como reza la bandera en el córner de una de las gargantas de un estadio que un incomparable ladrón que osó llamarse dirigente dejó sin terminar, sepan que el que está allí es José Omar Pastoriza. Un emblema en la Institución, el primer técnico que sacó campeón a mi equipo teniendo uso de razón –en aquel torneo largo de 1989, que se definía por penales en caso de empate-, mi club, mi identidad, mi pertenencia, mi canción al viento para que ustedes sientan el aliento, en mis tres décadas de vida. José Omar los mira, de reojo, les acusa recibo: “Los estoy mirando, Vayan, sean hombres… jueguen y ganen” La única que queda muchachos, nadie saca el pie del plato en estos 6 meses, y se trabaja con un único objetivo. Volver a ver a Independiente en lo más alto. Esto es Independiente señores, acá el diablo mete la cola, y se arma el infierno. Y para ustedes tiene que ser encantador.

Disfruten el defender estos colores, el Rojo es mi pasión, locura en mi corazón. ¿O hay alguna parte que no entendieron? Ahí reside el pedido del hincha legítimo, en defensa de la historia que llena de estrellas el pecho de mi camiseta.

No saben hasta dónde pueden llegar unidos. La unión hace la fuerza. Hagan la necesaria para sacar al club de esta situación. Desde lo profundo del sentir del hincha genuino que te quiere ver campeón. Como manda la costumbre. ¡Esto es Independiente! Será siempre Independiente. Seré siempre Independiente, endiablado, rojo, fuego, huevo, toque. Básicamente, jueguen con sangre. Y podremos brindar a mitad de año con la certeza de poder decir salud Rojo querido, Rey de copas, tu fútbol reza por vos.

JUGADORES

Jugadores, mi viejo me transmitió un legado
alma y vida por esta camiseta,
este club jamás será entregado.
Tiene mística, tiene historia,
y no es por meter presión,
pero tengan bien en cuenta
que llevan puesta una pasión.
Ya lo dice la canción,
En las buenas y en las malas,
Sangre, corazón y pases cortos,
Esta esencia no puede ser olvidada.

Jugadores, nunca olviden que esta gente
Se crió viendo a Bertoni, a Bochini,
al Chivo, a Gustavito,
con la categoría del Kun
y la prestancia de Milito.

Jugadores, ténganlo bien presente,
así después no lo lamentamos,
este equipo no pelea descenso,
nuestro equipo pelea campeonatos.
Por lo que fuimos y seremos,
por más que los joda,
no dejen de escuchar a la gente,
que es la única que sabe, siente y afirma,
que esto será siempre Independiente.

Jugadores, salgan a la cancha,
y sean hombres, les pide el Pato Pastoriza,
dejen en alto estos colores,
de las malas se sale alentando,
vamos los Rojos,
jamás te quisimos tanto.

Cantero y Gallego a la cabeza,
y ustedes, 22 leones,
morfense a los adversarios,
sientan orgullo, y sean campeones.

Jugadores, ustedes se habrán ido
y este club seguirá siendo
mi Independiente querido.
Jugadores, tengan huevos y respeto,
esto es más que un sentimiento,
es mi identidad, mi coraje,
mi corazón, mi espejo.

Jugadores, salgan ahora,
y traigannos una nueva estrella,
este equipo, recuerden
nunca se queda, ni se entrega,
tengan presente que están jugando,
para el eterno Diablo de Avellaneda.

martes, 15 de enero de 2013

Compartir

Este post salió hacerlo como forma de compartir energías con Matías Puricelli, joven y promisorio director teatral y gran tipo, que todos los martes publica en su Facebook una columna de observación callejera, y teniendo un tema en común en la cabeza me surgió escribir esto:
Compartir es unir mundos. Pienso en ese término que mancomuna y acerca la realidad perceptible de cada persona, y me surge y aflora un sinfín de imágenes cuyo punto en común es su ramificación donde ciertas vertientes de ese árbol genial-lógico son puntos en común, intersecciones que más de uno tiene de alianza con otros individuos. Intereses compartidos, puntos de unión.
Compartir es el principio de la amistad, el compañerismo llevado a la patología del botón interneteano que te invita a hacer partícipe de aquello que te gustó a todo aquel que se cruce en tu universo.

El universo es el mismo para todos pero el compartir alimenta la idea de que se está convidando un poco del tuyo y eso acerca a la creencia de que estamos (más) unidos.

Uni Dos. El acto de compartir es una invitación, un acercamiento, un momento en que sabemos en hechos que la unión hace la fuerza, y por ende nos hacemos más fuertes cada vez que abrimos ese juego. En ese tren, el compartir podría ser considerado un combustible biodegradable, aunque más que degradar, agrada, y da paso a la realización de logros mayores, que ni siquiera dimensionamos que podían llevarse a cabo hasta tanto decidimos compartir lo que teníamos para mostrar.

Y esto le salió a él:

Estoy sentado en el frente de mi colegio primario El Anunciación de María. En el mismo frente en el que estuve sentado hace ya más de quince años. En el patio de jardín de infantes de este colegio conocí a Fran Ruiz Barlett a los cuatro años, decimos, pero creo que fue a los cinco. Tengo un recuerdo, inventado creo, del primer acercamiento que tuvimos, como dándonos la mano a modo de “mucho gusto” (siempre me dio intriga saber qué nos dijimos aquella primera vez)… evidentemente es un recuerdo inventado… pero vamos a quedarnos con la duda.

Muchas personas con las que compartí el patio de este colegio son también con las que comparto el patio y la terraza de mi casa Fran, Juan, Nico, y aún en lo esporádico, otros tanto más. Si hay algo que me gusta de mi casa es lo mucho que se parece al patio de este colegio.

Vivir como en un recreo. Recrear. Crear de nuevo. Crear mucho. Jugar. ¿Cinco minutos cada dos horas? ¿Quince cada cuatro? ¿De verdad?
Hacer teatro es como vivir de recreo. Dirigir teatro es como organizar el recreo sin que parezca. Lleno de actores y de errores. Alguien se ríe en un costado, otro le da un pelotazo en la cara de una chica que llora, otro sentado solo en un escalón, otras saltando la soga, una enredándose y otro dándole patadas al viento como luchando contra quien sabe qué. Una maestra que mira y trata de poner orden mientras piensa en cómo hacer para salir de la rutina con su marido. Y un sinfín de otras historias y situaciones que son más livianas porque mientras tanto uno juega. Aprender a jugar aún en el dolor. Compartir el dolor es partirlo en varios despacito y entonces hacerlo mas liviano. Compartir la alegría es partirla en varios despacito y entonces hacerla mas grande. Como el bostezo que se contagia y que andá a saber en dónde termina. En qué país, en qué lugar. Compartir algo te permite volver a pasar por ese lugar, volver a encontrarte con esa o esas personas, sentarte de nuevo en el mismo lugar que hace quince años y encontrarte con un pedacito de vos. Partido en mil despacito por el aire. Como un bostezo.

Gracias Matías por coparte con la propuesta. Nada puede salir mal si uno comparte. Es parte.

martes, 20 de noviembre de 2012

Tu cuento

Tu cuento es como siempre quisiste que fuera. Lo imaginás y se da, se hace materia más que realidad, ese concepto tan poco preciso que no posibilita saber si cada cual habita mundos de realidad semejante o completamente distinto el uno del otro.

Cada cual lo hace, vive en su mundo, que por un tiempo compatibiliza con el de otro, hasta podrán tener visiones o relatos compartidos del mundo, y hasta quizás puedan consumar su cuento de ideario familiar a cabo juntos.

¿Nunca te preguntaste si el color que vos ves es el mismo que el que está al lado tuyo? Imposible constatarlo. Es relato, es cuento, y yo te cuento lo que veo para ver si unimos cuentos.

Están los que construyen su cuento y los que se comen el cuento que les relatan.
Algunos habitan submarinos mentales que los sumergen en caminos inabarcables para salir reptando luego, entre el saber ir y venir.

Voy a descubrir por dónde ir a contar la instancia mayor de hallazgo. Uno vuela hasta donde sus alas le permiten.

por Liniers

viernes, 28 de septiembre de 2012

Manifiesto de apertura

Te festejo lo que lográs sacar. Mi sacar es dejar que fluya. ¿Me das la chance? ¿Te dejás ver?
¿Hay oportunidad de sortear el obstáculo que hace que no se concrete lo que se pide a gritos? Es dar a entender, es lograr el contacto natural. Me entrego a lo que la esencia manifiesta por sí sola más allá de lo que impide.
¿Cómo va a triunfar el dejo de desazón?
No importa lo que se dice si le damos prioridad a la esencia. Sí, hay que estar despejado para captarla, ok, pero ¿no lo sentís?

Cuando alguien que ya conocías de antes, como dicen algunos para definir ese cruce de caminos, se hace presente, todo se ilumina un poco más, como que los colores se alteran para mostrarte el brillo intrínseco que tiene la materia.
Es. Dejá que fluya. ¿Me das amor? Yo lo tengo bien a mano, pero se me manifiesta en la escucha, en el mejor de los casos, o en la palabra ilimitada cuando la situación lo requiere.

En el dejar que se haga eco, no estorbando. Te espejo, te muestro, me muestro, danzo alrededor para incitar a la concreción. Porque concretar es deleite del alma, no esperar a que algo más pase. Actuando los cuerpos se dejan ser, y volveré a probar nuevas formas, porque el tiempo se deshace al conectar de corazón a corazón.
Abríte. No hay nada a qué temer, al menos en esta esfera de contención. Yo seguiré buscando, o más que nada, simplemente, dando.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

El estado de enamoramiento


Estar enamorado es saber disfrutar de lo que se está viviendo en tiempo presente. Es fluir en la precisión de saberse imperfecto pero que el otro te devuelva una mirada viva y seguramente más elogiosa de lo que crees que sos. Enamorarse es distinguir en el otro un sinfín de argumentos válidos para discurrir en sencillez y posibilidad de crear nuevos mundos.

Los ojos de tu enamorada te reflejan ese mundo posible e inaccesible hasta tanto te permitís distinguir que por ahí va algo que no veías claramente antes.
Enamorarse clarifica. Enamorarse te hace ver que la alineación planetaria es tal que no habrá forma de escapar de ese estado de posesión fatal, terminal o iniciático, según los ojos con que se elije ver el amor. Porque el amor es, existe sobre todas las cosas, y habrá quiénes le asignen un tinte dramático y allí estará su reflejo para hacérselos saber.

Estar enamorado es entrar en sintonía con aquello que el otro te devuelve, y sentir que te enriquece y aporta a tu causa del momento.
Enamorarse es lo más.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Fuerza de choque


Hay personas que fueron hechas para confrontar, para ir al frente y no sólo exponerse –y exponer sus ideas- sino también para enfrentar, dejar en evidencia, hacer aflorar lo que no siempre está visible.

Esa gente, que asume su fuerza de choque, su poder de fuego, su característica de rebeldía eterna, en ámbitos de armonía y espiritualidad no integral, o meramente en personas que se mantienen en pie porque vinieron a la tierra con dos miembros que los sostienen, suele ser vista como agresiva, pero quiero reivindicarlos porque son tan necesarios y vitales como los que creen que en la búsqueda de la paz está la respuesta a todo.

Estamos inmersos en un proceso intenso de cambios en el cual hay que saber integrar visiones y muchas veces la reacción, el toreo, el cachetazo imaginario para despertar, son claves en los momentos de algunas personas.

Obvio que las fuerzas de choque tendrán gente que los critique porque no se bancan ese estilo, pero en mi caso no sólo me reconozco en ese conjunto de seres sino que empatizo con ellos y me caen bien. Como que distingo su mayor sinceridad, su no impostura, para decir lo que creen sin que les importe mucho las formas, y ahí hay un don, una habilidad, una frescura, que como tal tiene que salir como se siente, y habrá flojitos –o seres apaciguados, para no caer en la crítica de lo que no me identifica- que no tolerarán esa crudeza emocional que habita a las fuerzas de choque, a los topadoras, a los que tienen una energía vital que no se resiste a decir lo que cree ni regula su ritmo para no caer mal.

Elijo la cercanía con quienes no moderan, siento que se desarrolla un nivel de intimidad inigualable al actuar así. Y no es que el resto me caiga mal pero sí al ser fofito, o blando, distingo que es un modo de ocultarse, y yo elijo y quiero ver al ser que es.

Al escribir, o hablar, también, para desarrollar una idea, hay que pelearse un poco con su lado opuesto. Hay que reconocerlo, amasarlo, y ahí encontrar la idea que sustente tu postura. La integralidad después hace su parte pero la posición se toma, uno se juega por su creencia. Lo que les sale de las tripas y hace que debatamos. Así se construye opinión. Dándole cabida a las variadas perspectivas, para saber por dónde va la que más te cabe. Y yo, a los que van al frente sea como sea, o salga como les salga –porque siempre hay que probar para encontrar el tono-, los celebro y disfruto. Así vale la pena vivir. O vale el entusiasmo desmedido, para ser más precisos.

Podrás quedar en posición adelantada -el offside, u orsai, en términos futboleros- muchas veces, pero también podrás descubrir más de vos y tu entorno que quien se expresa como aquella frase de una publicidad de mayonesa que no sé por qué recuerdo: “¿para qué? Si así estamos bárbaro…”, dicho por una pareja abúlica que miraba la tele mientras comía.

Para dimensionar la intensidad de la que está cargada la vida y para seguir expandiendo los límites de tu conciencia, prefiero los que se animan y después ven.
Las fuerzas de choque bien centradas y dirigidas llegan hasta las últimas consecuencias, no se quedan con chiquitas, y así ayudan a crecer. Si en alguna oportunidad te caen mal, no es para rotularlos, sabé que son así, y como tales son imprescindibles en este ecosistema de seres tan disimiles.
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