viernes, 16 de diciembre de 2011

Roles unidos en la infinitud

Es que te lo puedo decir de mil maneras, pero hasta que no te pase a vos, no me tenés ni que creer ni hacer caso.
La experiencia le gana la pulseada a cualquier batalla inventada.

¿Qué necesidad hay de seguir combatiendo? El enemigo ilusorio que te fijes será tu límite, y sabés que podés llegar a más.
Ah, ¿te escudás en lo que te dicen quienes te siguen? De nada sirve si no sos auténticamente vos, y decís lo que te parece, en el momento en que lo sentís. Sentí…

Es buenísimo que me asumo en el rol de cada personaje que me cruzo, que intersecta mi vida, y hablo desde la multiplicación de decir lo que para mi les faltó enunciar. Así que mi voz -o letra- no soy sólo yo sino los miles de personajes internos que me habitan, y que los reproduzco en personas reales, tocables en el plano 3D para que vengan a enseñarme algo.

De eso se trata mi vivir. Y el tuyo, y el tuyo… Y no creas que me las sé todas. Me calco para que me devuelvas tu parecer. El que me refleje y haga seguir. Porque a la larga nos vamos a unir. Porque ya estamos unidos. Aunque sigan queriendo algunos demostrar lo contrario. Polos, que se tocan. Y vamos por más.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Dale que va

7 de la mañana, en Agronomía
“De la idea a la acción, un impulso”

Es que no se trata de tenerlo claro previamente. En la ejecución va surgiendo el sentido mismo. Me derivo, voy y vengo con la cabeza, propio del vaivén que nos incumbe.
Siento amor por un bichito bolita que veo entre su jungla de pasto. No es joda, lo veo haciendo su esfuerzo descomunal por avanzar y me inspira respeto, admiración, algo que me llega al pecho.

Las sutilezas son para los que se animaron a bajarse de la matrix e inmiscuirse en las energías que rodean a sus cuerpos físicos.
Un mate para mi, otro para la eternidad.
Es lógico que el mundo de la comunicación no esté preparado para recibir un mensaje tan expansivo, pero recaer en eso sería asumir un ego que no importa. Uno no importa. Es el mensaje. Porque somos todos canal. Tarde o temprano a cada uno le llega el momento de conocerse y distinguir esa particularidad de su ser, que no es más que la de toda la existencia. Fluir en las energías disponibles, brindar, dar.

El tema es que en los medios la voz está priorizada, desde luego, y lo que cada cual pueda enunciar es lo que lo define.
Momento de fin de paradigmas y nacimiento de nuevos.
Habrá quienes se aferren más y quienes menos y acepten descubrir por dónde va. Incerteza a la cabeza, obvio. ¿Estás dispuesto?

Hay que entregarse a lo que pueda venir. En las estructuras en las que fuimos criados es difícil aceptarlo, y el consumo y el capital a conquistar y otras tantas situaciones que azotan nuestra esencia a veces sirven para taparla y seguir dándole para adelante, mas no podrán callar al sol naciente, a la necesidad de recomposición del planeta, y las ganas mismas de vivir bien, felices, en armonía.

La Era está pariendo un corazón de oro, y en ese tren de descubrirlo estamos todos. Cada cual lo transmite y canaliza como puede.
Habrá quienes, al estar bloqueados, obturados por seguir aferrándose a viejos paradigmas, no puedan pasar la puerta. Y eso que el portal es grande. Y esos me dirán que qué me creo para decir todo esto.
No, no tengo todo resuelto. Al contrario. Prima en mí la necesidad de expresarlo para poder desentrañarlo.

El matete sigue siendo creer que es el individuo el que tiene la posta, y querer destacarse unilateralmente. En mi caso pasó mucho agua bajo el puente para distinguir que solos no hacemos nada. Es entre todos. La alegoría del granito de arena, o la gota de agua en el océano, encaja a la perfección para describirlo. Eso somos. Y cada cual tiene que volcar y abrir su parte.


¿Te abrís? ¿A qué podés llegar a temer? Comprendé que entre todos, colaborando, cooperando, cocreando, es resoluble. Porque nace de tu dicotomía –inexistente de a de verás, por cierto- y si querés superarlo, sí, el camino es largo pero llegás, a donde querés, a donde te toque también. Porque ahí entra en juego el destino, eso que no sabemos bien qué es ni dónde está, pero que entregados divisamos que nos circunda y lleva a encontrarnos lo que nos toca en el transcurso del espacio-tiempo llamado vida. Ese lapsus al que nos aferramos para seguir contando de qué la va.
Seguimos.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Fase II, distingo el estímulo indicado

Es que si no estás a la altura de mis circunstancias me veo obligado a desplazarte porque sino impedís el avance y el progreso de aquello que tiene que evolucionar. No por capricho, sino porque pide salir.

Aprender a soltar es el ejercicio mayor en estos momentos de sobresaturación informativa y contemplar que no sos el centro de nada, que no sos tan importante como crees, es clave para que resuene y se haga eco aquello que tiene que llegar, renovado, y no lo que pretenderías que fuera pero te da suficientes muestras de que no es más por ahí.

Sé vos.
Al fin de cuentas es el único factor orientador en este mundo donde nadie sabe por dónde sigue.
Autosustentable. Suprimiendo la intención de subirse a un caballo que termina siendo tu propio troyano, y aceptando los ladridos de aquellos que te dan muestra de que cabalgás, pero no arriba de un unívoco caballo, sino montado a la comunidad de gente que palpita en la energía universal, el Amor, y que resuena con tu propuesta de llevarlo a cabo, de concretar aquello que se postergó tiempo ha por creencia o suposición de que aún no estabas a la altura de la situación.
Ya llegó, se hizo presente, aquí y ahora.

Y la altura es el cielo y la vista de un niño, al que hay que acercarse a su plano de perspectiva para entrar en el juego y su campo de acción.
¿Viste que un chico no se percata de tu presencia hasta que no te sumás a su visual y te entregás a sumarse a su realidad?
Realidad que es inventada, imaginada, y de uno depende si le sigue el juego comprensivo o se hace el adulto que no entiende, lo racionaliza o se pliega a la fantasía ilusoria de vislumbrar que el mundo es lo que te animás a proyectar, a distinguir, y la materialidad es tu acotación. ¿Hasta ahí llegás?

El Amor todo lo puede. Y desde allí todo consiste en dejar ser lo que deba consagrarse.
Ser positivo es el modo de encarar todo con la voluntad de que llegue a concretarse. Ser feliz no es una elección, es el modo en que sale.
Cuando menos querés alcanzar algo, estás más cerca de haberlo conseguido, porque los polos se atraen, y nos cruzamos en las paralelas.

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