Les deseo abundancia, la sensación que acompaña al nadar en la creencia de que todo lo que abunda se regenera. Darse cuenta que cuanto más fomentamos esa búsqueda, ese valor, ese “no se qué” que origina la abundancia, nada puede salir fuera de lo que promovemos y recreamos.
Comprobado en hechos: ante la duda, incentiva que siempre haya más, que no se frene el flujo de estimulación energética, hacia la situación, persona o cosa que quieras.
Más oportunidades, más opciones, más inquietudes que te hagan descubrir por dónde va tu deseo.

Estimular la abundancia es habilitar un espacio de regocijo con lo que no requiere mutilación o regulación, es abrir las compuertas del sinfín de eventos que se suceden con sólo manifestar la intención al cosmos de querer que dicha materia o ser –también materia, al fin de cuentas, sólo que con sentimientos- abunde en nuestras vidas, y dale que va.
En la abundancia salen las mejores características de cada persona, porque no tiene que preocuparse por escatimar, y aquel que repare en la treta u otro chanchuyo será porque verdaderamente es lo mejor que tiene para dar.

¿Se habrán preocupado los dinosaurios porque se venía la glaciación?

Somos seres evolutivos, y en esta nueva Era la racionalidad le da paso a la espiritualidad, al codearse con los campos sutiles de aproximación a las vibraciones planetarias.
Porque es un error humano creer que la Naturaleza actúa de acuerdo a lo que estos puntitos llamados gente, en su conjunto, le hacen, lo dañan, al sistema universal. Somos parte de él, y no los causantes de algo. La Naturaleza determina la continuidad del ciclo inagotable, y todo acto por más civilizado que pueda considerarse es un acto natural, propio de seres pensantes, y por ende cada vez más grandes y progresivamente imponentes, que hilvana y construye el ser humano.
Sólo con conciencia se puede hacer que esto llamado vida dure más o no se caiga de repente para todos. No hay tremendismos posibles nadando en la abundancia. Somos proveídos de lo que andemos buscando o necesitando. Llega, aparece, lo emanamos por los poros y quien nos lo pueda brindar lo olfatea y se nos acerca a dárnoslo.


Perseguir el objetivo de la abundancia es estar conectado, alineado con los deseos y motivaciones personales. Es por esto que me parece el mejor pedido -¿a quién?- o despertar de augurio que se puede decir a alguien para este año que está próximo a comenzar. ¡Que la abundancia sea contigo! Que puedas dejar esas restricciones autoimpuestas de lado y que no haya traba limitante que te impida ir por lo que te hace bien. Lo que saca tu ser de luz de las profundidades y levanta construcciones monumentales. Después, cada cual sabrá elegir su castillito proyectual de acuerdo a los gustos, pero ese es otro tema.