viernes, 12 de noviembre de 2010

La Revolución empieza por casa

¿Qué significa estar revolucionado? Palabra tan empleada por los que dicen estar en contra de todo, incluso del sistema del cual les es imposible escapar, estar o sentirse revolucionado lo entiendo como una movilización interna que provoca que muchos de los parámetros y premisas que guiaban nuestros días se vean alterados o modificados para sumarnos una perspectiva que desconocíamos hasta aquel entonces.

Sentir la Revolución en el cuerpo es animarse a pegar un salto de calidad en la propia vida. Es arremeter, caiga quien caiga, contra los paradigmas que sostenían situaciones que preferimos cortar de cuajo producto del hallazgo que nos produjo ese despertar.

La revolución, como pude escucharle decir a Jodorowsky en persona, no es más que una re-evolución. Es dar ese paso de crecimiento que se fue cociendo entre las brasas del fuego interior y que sale a la luz en el instante preciso en que se hace prioritario darle la atención que amerita y eso nos provoca una seguidilla de caída de fichas que nos hace considerar ese momento temporo-espacial como único e irrepetible. Se siente el alma vibrar.


Quienes sostienen o depositan la necesidad de revolución en la sociedad o en un cúmulo de personas tiendo a creer que es porque no se animan aún a descubrir su revolución personal, individual (y no es mala palabra bien comprendido el individualismo) y por eso depositan en el afuera aquello que no conquistaron internamente.

Se trata de una evolución notoria, que se revela al accionar que todos adoptamos como convencional y hasta repetimos que “eso somos”, hasta que divisamos que hay otra alternativa o forma de comportarse y desenvolverse. Sueltos, libres, revolucionarios.

Para ser un revolucionario del vivir hay que tener –en buen cristiano- muchos huevos u ovarios, según el caso, porque implica distinguir que todo logro es un trampolín al próximo hecho que nos revolucionará y hará ver lo que antes teníamos vedado a los ojos.

Nadie puede decirnos cuál es o de qué se trata la revolución personal, porque depende de la capacidad y el gusto que moviliza a cada cual. A lo sumo, existen personas que son toreadoras e instigadoras de encontrar el revolucionario que todos llevamos dentro.
Pero insisto que es necesario tener la voluntad de superación bien puesta para atravesar en principio el camino del dolor que implica desprenderse de viejas creencias, para luego salir airosos y victoriosos de lo que teníamos que recorrer para ver el camino que tenemos por delante con visión de niño, donde todo parece nuevo y sorprendente.

Definitivamente, no hay revolucionario que se precie de tal –al menos en estos tiempos planetarios- si contempla acabar con la vida de otros. De hecho, no es revolucionario nadie que deposite afuera algo que se empieza a sentir en las venas e incluso asombra a aquel que lo atraviesa en cuerpo y alma.

No es conciente, es el producto de la dedicación y la perseverancia, y llega en el instante menos esperado, porque terminó de asentar aquello que bullía y nos hacía ver que había mucho más por descubrir en esa línea de sentido.

De hecho, la Re-Evolución es dar en la tecla del sentido personal, es haber escarbado lo suficiente como para sumar experiencia y desde ahí sentir, respirar, parir, engendrar situaciones y hechos llenos de luz que nos hagan conectar con todo lo que alguna vez imaginamos y finalmente llegó.
La Revolución está en vos. Sos vos.

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