martes, 8 de septiembre de 2009

De sexo, calle y prohibición

Porque la mujer es sexo, sensualidad expresada en deseo incontenible, que preferentemente genere un desborde tal que se convierta en algo irrefrenable la necesidad de unir nuestros cuerpos por alguna extremidad.

Después está el aspecto ameno de la charla y los aconteceres mismos, pero ese es otro cantar.
Prefiero las que no tienen mala intención, les gusta filosofar más que culturizar, y se divierten con poco.

El resto está en el vínculo, en cualquier lado uno puede divertirse si ese es el deseo. En cualquier lado uno puede tener sexo si ese es el motor.
Las cosas buenas pasan en los momentos más comunes, en la situación menos esperada, por estar así, paveando juntos. Forzado sale todo mal barajado.

Cuestión que se hace difícil, dar con el paradero,
pero la búsqueda es constante, el hallazgo la sonrisa,
y la prisa que desliza me (le) dará muestra de mi (su) pija.
Y que no aflija, es sólo la mente prolija la que le da vueltas al juego,
y no permite entrar, m'hija, no exija, así uno la puede cobijar.
porque no es de complejidades que se generan actos, sí pensamientos,
y por eso recomiendo pasar a la acción.



A un hombre simple, sólo dale a entender que decidió bien y que te gusta lo que piensa/dice/hace y estarás feliz toda la vida, al menos si querés estar a su lado



Calle 13 y Callejeros, directos, incisivos, música de pueblo, de pesado que aguanta. Uno puertorriqueño, otro argentino, Cromagnón mediante.
Para escucharlos.



porque en lo más violentamente popular está la respuesta al país que no miramos...

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