Todo en forma polar, y la visión que quiera ponerle, ya que bueno o malo ya es obsoleto. El uso que se le da a la fuerza de la que uno cree disponer es la cuestión. Porque al usarla para fines destructivos se derrocha y en los productivos se regenera. Se induce al cambio, que es –finalmente- el que guía nuestras vidas. Lo de siempre. Con otros ojos.
No maltratarse ayuda a aumentar el caudal energético positivo, y esa fuerza usada en pos de una concreción y, por qué no, ayudar al prójimo, se renueva en energía más productiva aún. Es empezar a alimentar una bola que ya sé que no tiene fin. Lo hago.
Vacuidad, un estado idealista
La asepsia es un estado que se puede lograr sólo en el campo de la experimentación. Es un deseo de vacuidad, vacío existencial, que permite, en espacios destinados a tal fin, generar el ideal. El que en el lugar de los hechos deja de lado esa idea de la inexistencia de situación y se enchastra en lo que hay, no suele ser visto como un ser vacuo. Siempre tratando de conservar ese prefijado espacio de calma y parsimonia, vale buscar que se condiga con la realidad que plasmamos día a día. Nunca estará siempre. O viceversa.
Está cuando le damos paso a la CONCIENCIA absoluta, la que nos da la libertad de actuar como creemos conveniente. Sin saber si es lo indicado. Nadie nos lo puede confirmar. Aún nosotros mismos perdemos la oportunidad al querer atrapar algo que no existe. Un intangible.
No hay estado a alcanzar que no sea dificultoso. La nada misma ya me produce la sensación de angustia y placer que tiran de la misma soga. Ante el estado de que todo nos completa no hay posibilidad de elección que no sea guiada por la propia intuición. Así nada y todo se sucede y nosotros lo moldeamos según el estado de ánimo que nos circunde en la circunstancia del caso.
Al entrar en contacto con gente con la que no se comparte tanta confianza –y hasta tienen desconfianza desde el vamos, algunos- se dificulta más mantener el estado de concepción buscado. Más lo desarrollamos, más nos asentamos.
Caudal, riquezas y concepción productiva
Partiendo de la base de que nada es imprescindible, que sano es pensar en el aumento del caudal de riqueza. La capacidad personal de generar riqueza, en el sentido de bienes, cuidados, atenciones, adquisiciones en pos de la mejora en la calidad de vida. Evolución humana, pleno deseo de mejoría continua en la vida.
Se torna inevitable tratar el tema del dinero llegada esta instancia. Me gusta concebirlo como otro intercambio energético posible. No se trata de querer generar plata por sí sola. Así como uno la recibe, debe entregarla, con la soltura que permita ese libre intercambio, digno y placentero de ser concretado. Retribución mutua es lo que debe reportar. Sin la suciedad del papel que tanta controversia y encuentro genera.
Cada cual lo piensa desde donde fue criado a planteárselo. Cuanto más nos despeguemos de su existencia, más abiertos al intercambio saludable de servicios, bienes y productos estaremos. Cerca de la Verdad. La propia.
RICO VACÍO