lunes, 21 de diciembre de 2009

Identidad


Lo que todos buscamos al pronunciarnos a favor de un parecer, una entidad, un movimiento, un artista, es generar identidad.
La identificación con un emblema, una institución, algo que nos represente, cualquier cosa que haga que en conjunto, en grupo, vibremos por una pasión compartida.
No hay satisfacción sin dicha compartida y a lo largo de la vida cada cual logra identificarse con distintos motivos, propuestas, consignas, según el gusto y la preferencia desarrollada. Cuanto más historia, personal y grupal, tiene la representación que nos convoca, mayor será la identidad que sintamos por el logro alcanzado.


No siempre se trata de victorias. Se puede sentir identificación con la derrota, en el caso de algunos que eligen sufrir, pero la base, la esencia, es que más de uno resuene en dicha coincidencia.


Un equipo, una banda, un partido político, un estrato social, una religión, todo es válido a la hora de sentirse un semejante y lograr la bien habida pertenencia.
Es una búsqueda grupal e inconsciente que todos generamos con el afán de sentirnos uno con el otro, parte de un punto en común que nos haga escapar a la sensación solitaria de tener que encarar la propia vida sin sostén social.


No hay persona que no persiga dicho fin en algún momento de su vida, si no en todos. IDENTIDAD, cobijo en la idea de que somos uno en el todo, de que podemos festejar con un objetivo común, de que el sufrimiento es compartido, o la idea de identificación que nos embargue.

Toda sensación de plenitud nos gusta transmitirla a otros para que brille en su esplendor. Una dicha compartida, se multiplica, mientras que un pesar, hecho carne en varios, es media pena. Porque hay red. Hay contención identificatoria que nos hace aceptar el sentimiento –bueno o malo, lo mismo da- bajo cierto colchón amortiguador que dispara una elevación del alma porque se trata de un efecto, una emoción, una sacudida en compañía.

E inevitablemente se me viene una canción de cancha que refleja esta sensación extrema: “El Rojo es mi pasión / locura en mi corazón / que no puedo parar / y no hay manera de explicar / la vuelta vamos a dar / y todos vamos a festejar / nosotros en el tablón / y ustedes con el corazón / vamos Independiente que tenemos que ganar”. Vale repasar lo que se entona en una cancha -mi identidad primaria, dado que mi viejo me llevó desde que tengo 4 años- que está lleno de sentimiento profundo (obviando las puteadas y agresiones que se mechan, de más está decir).




Otros tendrán la suya, por ejemplo, la religión, que a muchos se la inculcan desde que nacen. Agradezco haber tenido unos padres que fomentaron la libertad de elección de sus hijos.
El punto es que, si repasamos, cada cual tiene su identidad. Un logro, un sustento, que día a día veo que genera lazos. Lo necesario para vivir, como cada cual quiera.


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