Tengo un intento de respuesta al tema, que más que teoría es apenas una tesis, porque no está comprobada.
Suelo creer que lo que un ser es o fue capaz de escarbar en sus adentros, hurgar en sus profundidades y miserias, expresarse a sí mismo cuan oscuro puede llegar, esa misma será su capacidad de generar luz, de irradiarla, luego, cuando entienda que es conveniente salir de las sombras y asomar al mundo con una sonrisa.
Llevándolo a lo gráfico -que siempre me ayuda a explicar-, suponiendo que existe una línea horizontal de punto cero, de neutralidad, por debajo de esa línea es lo que uno se animó a indagar en sus partes desagradables, feas, conflictivas, por decirlo de algún modo.
Bueno, mi idea es que la curva de negatividad (la de abajo) será directamente proporcional en intensidad y alcance a la que uno podrá, en algún momento de despertar en su vida, generar por la positiva, la luminosidad que alcanzará tras haberse enchastrado y metido en esos niveles de oscurantismo. Es decir, es calcada la distancia a la que se podrá llegar tanto para arriba como para abajo, el cenit y el ocaso.
Será por eso que, como si fuera un imán, sigo interesándome –a veces en exceso- por estos seres que se la pasan, en lo concreto, mandándose cagadas. Tal vez, también por creerme el salvador o quien los sacará de esa negrura, un superman ficticio, que lo que muchas veces hace es sufrir por alguien que posiblemente no valga la pena. O sí, pero en otra etapa. Y si algo saben hacer bien estos seres oscuristas es absorber las energías que uno les transmite, son esponjas hábidas de incorporar lo que uno les da, sin que eso implique un aprendizaje o asimilación instantánea.
Pero no me preocupa en demasía desde el momento en que lo descubro, cuando distingo que están teniendo ese proceder de mierda, que normalmente se ve representado en encuentros abortados, daños indirectos como no ser consecuentes con lo que buscan, o simplemente maltrato, por no bancarse ellos esa forma de ser que los conduce cada vez más a las depresiones más extremas.
A ustedes, seres oscuros, les advierto, tengan cuidado conmigo, porque así como algo me hacer querer indagar y conocer sus penurias, siempre para ver si se puede dar una mano y sacarlos del pozo –a veces resultó, eh-, también sé pegar el portazo y mandarme a guardar. Hay un punto de inflexión en donde bajo la persiana y allá ustedes con esos niveles de apatía y abulia.
Crezcan, maduren, y el día que estén preparados para enfrentarse con seres de esta talla habrá que ver si les abro la puerta, dependiendo del daño que me hayan generado.
Últimamente, salgo despavorido cada vez más rápido de esa visión pobrista de mundo que tienen, y sé que si me siento atraído es porque alguna vez supe visitar esos andariveles –si es que no voy y vengo a gusto-, pero sé poner un límite.
Querer ayudar no es lo mismo que dejarse llevar y, en muchas ocasiones, cuando quieran reaccionar y darse cuenta de la buena intención que tenía, ya estaré lejos y no será posible construir vínculo, porque al final del camino la luz llama más que la oscuridad, y emparentarse a seres radiantes es más productivo que escucharlos y darles bola a ustedes, personas incompletas, que les falta recorrido, y a veces cojones, para salirse de esa posición cómoda y desentendida que eligen ocupar.
Estoy para servirles, pero con las reglas que yo me fijé, tras animarme a atravesar ambas sendas. Tómenlo o déjenlo, pero no vengan a molestar. Por su bien.
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Aquí, dos videos con canciones del rock nacional actuales -una de Gustavo Cordera solista, ex Bersuit, un compositor de la hostia, y la otra de Guasones, banda de la cual conozco sólo este hit radial- que relaciono con el tema en cuestión, y me gustan mucho: