El amor es algo que llega, no por casualidad, sino por causalidad. Las explicaciones en palabras no dan mucho sentido a las cosas, más bien es un sentir interno que guía nuestro accionar.
A medida que relajo las intenciones más me doy cuenta que la vida entera es una sucesión de hechos que no podemos controlar, más bien hay que estar despierto para darle paso a lo que se nos regala. Con la atención fija en el devenir. Sabiendo que no somos los principales determinantes, tan sólo moldeamos el esqueleto y dejamos que suceda.
Trataré de ser más claro al buscar respuestas a todo esto.
Perseguiré el destino, sin pretender ser más que lo que sé que se puede hacer. Dejaré que suceda sin las trabas limitantes del temor, con la conciencia puesta en la apuesta al amor. Porque es una apuesta, una confianza puesta en la certeza de que es el único modo de atravesarlo. ¿Quién soy yo para creerme el que lo hace? Y para brindarse hay que tener clara la razón, de querer vivir tranquilo, sin pretender asustarse por las cosas que ya puedo ver desde el DÍA de HOY.
La desconfianza nunca es la mejor consejera. Se llega a ella al fomentar la invasión de pensamientos en exceso, los que desencadenan la inevitable paranoia absurda. Es preferible recaer en la certeza de que brindándose a pleno los hechos se presentarán como "deberían" y sólo nos queda DISFRUTARLO.
La inspiración no llega cuando se decide. Más bien cuando se la deja libre, se le da aire para soltar y tomar vuelo.
Estar solo es querer afirmar el logro personal sin transmitírselo a nadie más que a nuestra realidad.
La sensación de que al no abrir frentes se me cierran las posibilidades de conocer al otro es impostergable.
Puedo conmigo mismo, y eso me hace distinguir el alerta de lo insalubre ajeno para no involucrarme al toque.
También sé que cada vez le pongo menos énfasis a mis observaciones, porque sé que están alteradas por mi propia carga emocional del momento, o lo que ande laburando o queriendo cambiar. Yo, yohathan, yon bonyobi.
Soy altamente subjetivo e influenciable para cualquiera de las oportunidades que se abran a mi paso. Elijo aleatoriamente, de acuerdo a lo que crea conveniente del caso, y eso me hace un ser sumamente contradictorio y dispar. Yo ya convivo con eso, y me relaciono en detalle con quienes pueden tolerar eso de mí. Apenas un continuo selector de caminos, sin saber si el indicado es el correcto, ni si el elegido me llevará a buen puerto.
Debo aprender que no es el pensamiento en la chica específica el que debe guiarme, sino la idea y cercanía con el amor que puedo experimentar, el contacto sincero y generoso que me atrevo a vivir y la apertura para recibir la opinión ajena. En ese tren estoy.