Muchas veces, ante situaciones de la vida donde creemos no estar llegando a producir los cambios que quisiéramos o los avances que pretendemos, hay que considerar la existencia de una vía paralela en donde también se desarrollan hechos, a la misma intensidad que en la realidad misma, sólo que este canal, por indirecto, no podemos verlo representado en resultados efectivos en nuestras vidas por el momento. Pero no debemos perder de vista que está.
Es la senda por la que atraviesa el crecimiento personal como consecuencia de las actividades específicas que estemos haciendo para conseguir avances. En ese sinfín de desenvolturas que se suceden, donde muchas veces es difícil distinguir mejoras inmediatas, por detrás hay procesos, cicatrizaciones, que se van plasmando, y que en ocasiones logramos ver una vez sanado.
Es complejo poder percibir esto en el estado mismo al que uno se enfrenta al encarar las necesidades de superación que nos van invadiendo, pero vale confiar en que por la vía indirecta se están efectivizando, está habiendo movimiento. Muy de base, mínimo o mayúsculo, según el caso, en esa carretera de lo indirecto, ese mundo paralelo que nos acompaña, se está preparando el terreno fértil para la próxima cosecha, se está depurando ese quiste que no nos permitía ver ciertas realidades. Está moviéndose algo interno, encontrando su nuevo lugar, desactivando aquello que queremos vencer y que, muchas veces, sentimos que es imposible por la vía directa.
Atrás de escena, en la cocina del pensamiento se está calentando ese caldo que nos permitirá dar el salto de calidad buscado. Los cambios significativos no sólo necesitan tiempo, sino perseverancia, confiar en que buscándole una y otra vuelta no estamos siendo unos neuróticos empedernidos, sino que estamos ayudando a que se ablande, abriéndole paso a lo nuevo, para volver a intentar al otro día, con otra conciencia sobre la misma situación.
Una vez leí que las revoluciones son conservadoras. No sé si será tan así, pero capto la esencia de lo que se refiere. A que si se quiere cambiar algo tan estructural, sustancial para una o un grupo de personas, hay que relajarse en que los resultados aparecen al entregarse a la idea de que no es un acto inmediato el que genera dicho cambio, más bien una constante insistencia y dedicación, sabiendo que no es ya que veremos la revolución personal concretada, pero sin perder de vista que está ocurriendo, por la vía indirecta, todo aquello que anhelamos y buscamos diariamente. Sólo que estamos tan concentrados en el presente, en que ocurra ya, que a veces la ansiedad nos gana y pensamos que no se está logrando.
Paciencia, y confianza, por la vía indirecta los hechos están mutando para generar la gran revolución. Cuando menos hagamos hincapié, nos sorprenderemos viviendo ya en el deseado cambio, se habrán cruzado esos dos carriles que son la realidad misma y la indirecta, y estaremos gozando de la conquista.
Relajarse en que esta vía existe es el primer paso para animarse a persistir en el intento. Indirectamente, muchas veces, nos llega lo esperado. Se desanuda el escollo, y la felicidad del logro nos invade.