El autor de Guerrero de los Andes, Alberto Kuselman, es este hombre mezcla de naif, new age, pai umbanda y sabio, que hace terapias del canto. El Inti Sol es el tema que encontré en YouTube; el Amauta, Néctar de los pájaros y El guerrero me flashearon en su mensaje.
El caminante deviene en guerrero, guerrero del amor / es decir, gente valiente capaz de amar / gente que descubre sus limites y los amplía / el guerrero es la suma de amor, libertad, valor / vive el presente fervientemente / intensamente cada día.
Mi abuelo, Alberto Feinmann, los llamaba los llollones a los indios cuando jugabamos de chicos. Al grito de ¡Ahí vienen los llollones! salíamos corriendo a escondernos.
Y otro dicho que se le escuchaba seguido era Non preocuparum, largum vivirum.
Y, siempre según él, las inscripciones de la Catedral, Salvum fac populum tuum y Benedic hereditati tuae junto a las llamas siempre encendidas, significaban Salvo Dios, el pueblo es un tonto y Bendito eres si heredas a tu tata, respectivamente.