Periodicidad. Persistencia. Perseverancia. Tendría que averiguar cuántos somos, aunque en realidad creo que rondarán los 30.
Cada cual tiene su historia que compartirá más o menos según su nivel de apertura.
Escribir es autoayuda. Empezando por quien la dicta. Esa voz interior que tenemos dentro y que nos dice cuándo confiar en lo que estamos creyendo que nos gusta. Hay que creérsela un poco, sí. Digámonos la verdad. Esa que da pudor pero nos viene bien cada tanto. Para despabilarnos y darnos cuenta que si queremos es sólo cuestión de proponérselo. ¿Era así?
El derecho y placer de escribir. Hay que aprender que muchas cosas que nos gustan no son perfectas, nos repite el barba. El profe.
Paula tiene unos 33 años, trabaja de sol a sombra parece. Igual dice que está cambiando de laburo, parece convencida. Escribe en el colectivo, y como vive en Puerto Madero dice tener un tranco largo. Donde se inspira y la ilumina el solcito.
“Lograr expresividad, comunicación, es mucho más importante que la calidad exigente”, dice Barba. Es preferente la exigencia, el compromiso, en cantidad que en calidad. Ese valor calificativo es un lugar nocivo, crítico.
Todas conclusiones que se obtuvieron del primer encuentro. Con los escritos que tuvimos que dejar después del primer día, el de presentación. De ahí ya salió que los principales problemas, en general, eran la crítica, el descontento al releer lo que uno impregnó en la hoja. Y después la falta de constancia, el sentarse y darle a la pluma, gastarla. O al teclado, ese fue otro tema de debate. Da igual si sirve. Todo es relativo e indistinto si lo que queremos es lograr la preciada búsqueda. La razón por la cual estamos presentes en este planeta. El quit de la cuestión.
Stephen King dice que escribir es mera telepatía. Cada cual lo hace a su manera, pero Julia Cameron nos lo cuenta al pie de la letra, como nadie. Dejar aflorar el material. Lo primero que hay que aprender es a diferenciar entre el principio y el final. Es como una rica comida que queremos preparar. Todo a su debido tiempo.
Cada cual tiene su historia que compartirá más o menos según su nivel de apertura.
Paula tiene unos 33 años, trabaja de sol a sombra parece. Igual dice que está cambiando de laburo, parece convencida. Escribe en el colectivo, y como vive en Puerto Madero dice tener un tranco largo. Donde se inspira y la ilumina el solcito.
