Mostrarse sensible es una cosa, y vulnerable es otra. El sensible capta la esencia de lo que trasciende y se distingue en los hechos que se suceden. El que se muestra vulnerable encuentra cierto agrado en saberse endeble, frágil, sin oportunidad de afirmar su realidad.
¿Alguna vez te preguntaste por qué algunos buscan y necesitan sentirse contenidos? ¿Por quién? ¿De qué manera?
Aferrarse a algo o alguien como si fuera el único recurso disponible hará que ese apego innecesario desgaste el vínculo, la relación con esa persona u objeto. Es una reacción propia del que nota que está creciendo pero no quiere soltar ciertos hábitos o costumbres, como si eso le diera tranquilidad, tanto como saberse acompañado por otros en el trayecto que se decidió a emprender.
¿Y si llegado el caso tenés que soltar todo y asumirte responsable en su totalidad aunque muchos no confíen ni den muestras de ayuda?
Aquel que se animó a hacerle frente a sus debilidades sabrá que en la realización aparecen esos seres que se preguntan “¿qué habrá hecho éste para merecer esto?”.
Le puso huevo, garra, corazón.
En algunos casos donde no abunda la alegría de vivir, incluso, la sensación culposa que gobierna pareciera indicar que hay que mostrarse débil para no ser tildado de creído. Craso error.
Los débiles, los cuerpos empobrecidos no comprenden que deseándolo o envidiándolo, o viéndolo siempre en los otros, no conseguirán nunca nada.
El punto es que los de fuerzas escasas, los que pueden tener un rapto de iluminación pero se apagan al toque, son un escollo grande a vencer por los que quieren lograr aquello que se proponen. Obstáculo franqueable hacia la consumación del cosmos en la vida material. Material de concreta, plasmable, tangible, visible.
Siempre la vista que confirma los hechos.
Experimentalismo puro.