Encontrarse, dar rienda suelta a la chachara pasajera, es liberar la superstición y creencia de que nada progresa más allá de las narices de los que circundan ese espacio de cerradez que es el micromundo que habitamos.
¿A cuánta gente nueva se animan a conocer a lo largo de la semana? ¿No es enriquecedor cuando damos con personas que nos alimentan de existencia dispar y distinta a la que solemos frecuentar?
En el mundo de los blogs, que al decir Blogger parece digno de una secta selecta y que de seguro no lo es, encontré gente capaz de resonar y vibrar en sintonía con uno, de aceptar y saber digerir las devoluciones que uno le da, y de entablar relación y vínculo más allá de la distancia, que la hay, entre el medio de comunicación que nos brinda esta época, la PC o notebook, y la del otro ser que habita este mismo lugar, la ciudad de Buenos Aires.
Es por esa sensación esporádica y cada vez menos pasajera que incito nuevamente a que nos encontremos en cuerpo y alma en un espacio físico en común, para intercambiar y conocernos, para saber quién es el que está del otro lado, el que nos devuelve y tira la mejor aún sin saber quién somos. ¿No es maravilloso saber que hay gente que se toma el tiempo en leernos y devolvernos lo que le surge? ¿No es más digno de exploración dar con su cara y comprender un poco más su mundo que lo posee y da rienda suelta a sus comentarios y escritos en su propio espacio virtual con título de propiedad e identificación que da cabida a sus invenciones y pensamientos?
Una nueva invitación a darnos una tregua entre tanto acelere desmedido y dar paso a lo que pueda surgir del intercambio. Nada apresurado, apenas unas cervezas y picada, un picado del habla, una conjetura de opciones y renovada voluntad de solidificar lo que se da a entender en el medio escrito y se puede afianzar en el real.
Están todos invitados, sí, todos los que lean esto, y lo que se reproduzca en otros blogs, a hacerse presente en plaza Serrano el viernes a las 9, y ver qué pinta. Porque la vida es eso a la larga, más allá de toda creencia de importancia o supuesta relevancia que nos queramos adjudicar. Encuentro, verse a los ojos y consumar situaciones sin espejismos de incredulidad y con espejos de consolidación.
Nos vemos el viernes que viene, si así lo desean.
Besos y abrazos, según corresponda.