Intentar estar siempre dispuesto a hacer lo que sea necesario es de un cansancio agotador. Hay días que tengo ganas, y otros, como hoy, que estoy cruzado, desganado, con más voluntad para que pasen las horas sin ningún sentido y curso que para emprender y aventurarme en las cosas que realizo.
La neurosis se hace manifiesta principalmente cuando nos vemos obligados y forzados a hacer algo que no nos da ganas pero aún así lo hacemos. Es un desencadenante de los principales infortunios de nuestra vida. Tenemos que tener espacio para hacer de nuestra vida lo que verdaderamente queramos, según el día.
¿Cómo puedo trabajar y ser útil y funcional a lo que hago si me siento desganado y falto de motivación? En esos casos ¿no sería mejor que nos den –o demos- vía libre a proyectarnos en nuestros propios deseos y voluntades?
Quiero tirarme a dormir y despertar mañana. Si así fuera, ¿qué tiene de malo? ¿Hay que responder a alguien que nos obliga a hacer lo contrario?
En esta sensación también suelo sentir que lo que hago, incluso lo que estoy escribiendo ahora mismo, es una verdadera cagada. Y sé que no es así, pero no puedo amoldar mi pensamiento según la conveniencia. Aceptar que hay días de mierda es parte del crecimiento. No romperse la cabeza por que eso cambie, sino dejar que decante, entender la pronunciación del cuerpo y la mente para darle paso a ese personaje interno que nos hace creer que todo esta patas para arriba.
Luego, si dejamos que se adentre y se exprese ese malestar, a las horas, o quizás al día siguiente, habrá depurado, y nos podremos sentir mejor o no, pero ya no como se estaba. El tema es cuando se traba eso, o se tapa, entonces se convierte como en un atascamiento que no hace más que engrandecer la bola sin manija que nos lleva a sentirnos peor. Pura neurosis, manifestación de desagrado por no poder hacer lo que realmente queremos.
Quiero dejar que este día pase. Y pienso hacerlo. Porque mi única obligación es conmigo mismo. Con mi conciencia, con mis estados, y es allí donde me siento falto de ganas hoy. Y es hoy, no significa que sea así mañana. Ni ayer. Hoy estoy mal. El desagrado será por lo que venga a hacerse presente. Y si creo que no es así, no dejaré que se pronuncie lo que tiene que. ¿Qué? Que me dejen de romper las bolas los que piensan que estar bien es lo que prima.
A mi hoy no me da ganas ni puedo sentirme bien. Y no soy más o menos por eso. Pura materialidad y necesidad productiva de una manga de boludos que piensa que así rendiremos todos más y habrá más productos materializados. No vivo de los productos, apenas si compro lo necesario, y brindo servicios que si estoy mal no sirve hacerlo. Así que, en concordancia con la grisura del cielo hoy, me voy a dedicar a hacer pasar el tiempo, dejar que se pronuncie mi desagrado, y a tratar, apenas eso, de no hacerme daño, que es lo que se suele hacer cuando no se puede dar uno espacio para que lo malo o incómodo se haga manifiesto.
Y si no te gusta lo que digo, a vos –a mi- te lo digo, andate a cagar. Porque no me importa lo que pienses, apenas si puedo moverme de acuerdo a lo que me vibra hoy. Y hoy es hoy. Mañana quién carajo sabe.
No me molestes más y recién ahí veré qué me da ganas. No si me obligás a hacerlo. Esa presión al pedo me la paso por el culo. Y los días como hoy, donde uno se siente mal, suelen ser sentidos como con el culo sucio. Así que mejor me dejo de hinchar y me voy a hacer lo que mi cuerpo me indique. A cagar.