Matar el tiempo no es vivirlo. Es pretender que pase sin pena ni gloria. Es no tener planes para él -para uno- más que que se suceda y no deje nada relevante al paso.

Devolvela redonda. Es una expresión muy usada en el ámbito futbolístico, pero que hoy día siento que aplica a bastantes vivencias que estoy atravesando. Pedirle a alguien que te la devuelva redonda significa que pretendés construir paredes con él, y que si le das un pase (de pelota) bien dado, tenés ganas de que sea recíproco y que te llegue al pie.
Creérsela, hacerse valer, tener conciencia de lo que uno es, es un arma de doble filo, porque se puede tornar creído mal llevado o conducirnos a la soledad absoluta.
La monocorde no ayuda más que a estar comiéndose la cola.
Nota: las imágenes son todas obras de Dalí, de distintos períodos.