La contradicción propia de toda determinación relevante. Como que algo hace click y nos vemos en esa instancia de uno y otro modo, de aquí y de allá.
Negación. El síntoma representado en lo que se pega, se adosa a las paredes y nos ata, incluso en la contradicción misma del goce, de la cercanía con la muerte y de las fibras que toca, que en un principio son el velo, el túnel vaginal a recorrer para salir del útero materno, otra asfixia para salir a la vida.
Se somatiza lo que no sale. Psicodramatizarlo es entregarlo a la caja de resonancia grupal, parimos al hijo y nos desprendemos del engendro. Muta a nuevas perspectivas e incluso necesidades del conjunto y el individuo.
Cura, pone el parche a la hendidura y enmienda lo ocurrido –remite a imágenes pasadas, evocación, por esencia- y ayuda a avanzar en tiempo presente.