jueves, 25 de febrero de 2010

¿Bueno o malo? Vitalidad conciente

La gente es buena o mala según lo que uno le saque charla o le conceda espacio para que se explaye. No hay maldad innata, es un pesar de vida expresado en exteriorización de mierda.

Todos con buena conciencia querrían hacer el bien, pero es tan grande la carga que llevan dentro que no ven lo que se pierden pensando triquiñuelas para sacar más tajada o quién sabe qué fantasía.

Nada que se pague da más dicha que contemplar los movimientos de la Naturaleza.
Las energías se regeneran y hay que entender que tener espacios de recarga, donde ir cuando se siente bajo de ellas, es vital para poder llevar adelante lo que se quiera hacer.

¿Qué querés? ¿Tener energías disponibles todo el tiempo? No se puede, pero llenate y rodeate de aquello que te (re)produzca esa vitalidad ansiada y trabajada.
Hay que saber hacerse cargo del sueño propio, de lo que se quiere ser.

Ponerle cabeza a los actos no es más que ponerse a trabajar.
El que piensa todo el tiempo en qué tiene para darle el otro, es porque no tomó conciencia aún de lo que él tiene para dar.
Qué chiquero que hace el ser humano por donde pasa. No pasa por ahí.

Ser bueno, actuar de buena fe, no implica convertirse en buenudo ni que queramos pasar como víctimas. Hay que saber medir la balanza, y entregarse sin conjeturas.
Ante la adversidad, muchas personas tiran como un yunque y eso no tiene retorno ni gollete. ¿Se es malo por eso? Te van a querer llevar puesto, arrastrarte hacia su pesar agobiante, porque es otro modo de querer ese. Conducir al otro a que te acompañe en tu camino de desdicha, lentamente paralizarlo, meterle miedo, y llegar a la agonía pero en compañía.

¿Maldad? ¿Bondad? ¿Quién sabe de ese juego de sutilezas cuando el barco se viene a pique? Todos manotean sus verdades como salvavidas ocasionales, intentan sostener lo insostenible y dan paso a sus pulsiones más descarnadas con tal de sobrevivir un rato más.

La vida es una. Cómo se vive, nunca nadie podrá decírtelo fehacientemente, pero sabé que no pasa por otros la decisión. Es lisa y llanamente el deseo de ser feliz el que debe guiar tus pasos, lo que te mueva. El resto es chachara, que te entretiene y atrapa, que te agobia y reconforta según lo que pasó en el día. ¿Y qué pasa con vos? No te engañes más, ya despertaste. No se vuelve de eso. Hay que vivir feliz. Y bien.

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