Encimados, introspectivo, en la punta de la montaña se siente el aire brillando en su esplendor, vamos que venimos, ¿a dónde? Sí con la luz, el agua y alimento alcanza, y no hay forma de sentir lo mismo sin más armas en la mano, sólo con el cuerpo al viento, dejando que fluya lo que tenga que ser.
Se despeja el alma, y es en vida, la subida, abre poros, fosas y rimas. Que no importan si encandilan, sólo si se quiere aparentar en la pupila. Es con Bob Dylan que nos cuenta desde arriba. ¿Hay más alto que esta sensación de antaño? Hay que ver más allá aún desde abajo. Es el hombre que necesita su baño, lujo corto, que limita, y no me hago el exquisito, porque eso también transito.
No se elige, se suma, y el contacto multiplica. ¿Quién lo explica? Mi memoria lo duplica y me da energía para seguir creciendo. Es lo que busco, a la larga, lo que siento. No siento lamento, no hay contradicción. Voy por el camino de lo certero, y ya no es la perdición.