martes, 6 de julio de 2010

Lo siento mucho

Siento que abriendo el juego de lo que pasa hay más posibilidades de ver aflorar perspectivas de crecimiento.
Siento mucho que algunos elijan ir por el lado oscuro y siento más tener que desprenderme de los que quería pero me muestran solamente una cara de su personalidad porque sienten que no pueden dar más.

Lo siento mucho puede entenderse como un mensaje de congoja o, visto de otro modo, es la práctica de aquellos que se muestran hipersensibles, con sus sentidos a flor de piel, para captar lo que el mundo les muestra.

Siento que la vía de expresión escrita permite sacar a flote el sentir más fidedigno, que permanece guardado en el inconsciente si no nos remitimos a volcar en la hoja lo que se pronuncia.

Siento mucho que la paciencia sea una variable de ajuste del que no puede resignar tareas ni tiempo y que se sienta mal luego, por la falta de paz.
Siento que hacer actividad física hace que un mismo pensamiento se afiance producto del positivismo que surge en quien transpiró y eliminó las toxinas y la negatividad que rodea a todo cuerpo en reposo.

Lo siento, pero siento bestialmente, y desde ahí acciono y ejecuto.
Ejecuto a sangre fría al que no siente en sintonía, porque el sentimiento obliga a ser guía del proceder, y si no hay sincero arrepentimiento, no habrá momento para aclarar la sensación que lo llevó a ceder.

¿Duro? ¿Rígido? Pero no miento. Es lo que siento, y cada cual tendrá su escarmiento. El día del amigo es para el que siento que no lo lleva el viento, que es consecuente con su pensamiento, y que no se adapta a la conveniencia, ni quiere que uno se esfuerce por pertenecer a quién sabe qué idea pegajosa rodeada de egos.

Al ególatra, lo siento, pero ya no es más momento de dedicarse a su ombligo, porque éste es la conexión al mundo, y no el centro de su microuniverso.
Siento que no es verso, que no hay retorno ni vuelto, ni vuelta que me haga retroceder, porque sólo el proceder hace que siga sintiendo mucho, lo que escucho, lucho y prodigo, y el retorno será el que se afiance en tu entorno.

Si elegiste ser sordo, te repito, el último recurso lo evito, no imito, y te invito a sentir con el cuerpo y el corazón.
Siento que empieza por casa, y uno amasa lo que pasa, y siento decir que el que no acompaña se pasa, porque se cree –creo- en lo que se sintió.
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