sábado, 3 de julio de 2010

La frustración

El estado de frustración es el que alcanza a las personas que tenían cierta expectativa de logro y realización y ésta se ve perturbada por la realidad misma que le muestra que no es como se lo había imaginado.
El frustrado es un ser de temer porque andará desparramando la mierda que lleva guardada dentro por no haber podido consumar lo que se propuso en idea.

Sentirse frustrado lleva a un innegable estado de tristeza, que si el frustrado en cuestión elije tapar o no darle paso terminará por atosigar su inconciente y verse representado en ira, seguramente hacia sus seres queridos, que son los únicos dispuestos a escucharlo o darle cabida a su inestable y desgraciada forma de actuar.

El frustrado cree tener razón suficiente para agredir y no logra darse cuenta que cuanto más tarde en llevar a cabo su motivo de frustración, más despotricará contra lo que encuentre como excusa para decantar su malestar.

Existen otro tipo de frustrados que canalizan a través de una actividad que hacen otros su incapacidad. Son los fanáticos del índole que sea. Por estos días puede verse claramente en los hinchas acérrimos del fútbol y que ahora dejan recaer su frustración en echar culpas y encontrar culpables en jugadores que supieron llegar a sus objetivos y hacían lo posible en un Mundial que para ellos se acerca más a un torneo amateur que a un desafío tan grandilocuente como se lo representa el frustrado.


Abundan los frustrados que se la agarran con lo primero que encuentran a mano en la Gran ciudad, hábitat ideal para distraerse con cualquier motivo de queja con tal de no dar con el verdadero motivo de indignación, la incapacidad propia y la decepción que les produce su improductividad consagrada.



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