lunes, 12 de julio de 2010

De buenas a primeras

De primeras a últimas. Y de últimas a primeras. Con entregar las fortalezas alcanza, con relajar las intenciones se supera toda expectativa. ¿Qué se puede decir desde la inutilidad del obsoleto? Que me arriesgué mucho más que lo que tengo. Que nada se pierde si no se abandona. Que la Naturaleza nos termina llevando al momento exacto en que nos conviene y apetece estar.

Algo más que descartar a la hora de asignar responsabilidades. Nadie nos obliga a nada, vamos a donde queremos. La voluntad se expresa en el máximo e inconsciente instante en que todo se acontece.
Dejemos que lo haga, pues.

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