martes, 26 de enero de 2010

Hasta la vuelta, Buenos Aires

Me puedo equivocar, pero nunca seré desleal a mi sentir.
Regalar materia, distinguir las instancias en que conviene, y las que acompasar es lo que se hace más oportuno.

No ser abstracto es un esfuerzo que implica tomar lo tangible, no pasar por alto lo visible, lo que se manifiesta con voluntad.

En Recoleta, las barrancas se muestran dispuestas a manifestar su esencia.
Pasa un cana y demás atletas, gente acelerada, poca, y yo sigo buscando entre destellos de participación y conciencia divina, que nos hace eco, se plasma sin buscarlo, esfuerzo por ser más.

Pasa el 110, taxis y camiones, el colectivo 17, miro el monumento de un hombre a caballo que señala el cielo.
Pasa un avión.
Turistas sacan fotos. Plaza Francia remodelada, con asientos prolijos. ¿Cuánto durará?

¿Es así este país? Todo se recicla y se vuelve a enchastrar, a llenar de mugre. Aspiro a vivir un tiempo del modo más saludable posible, voy a buscarlo mientras participo de esta contienda de mentes pidiendo en su mayoría clemencia, manifestándose en sus intenciones de ser partícipes, como les salga.
Si total después nadie reclama ni pide nada a cambio, tan sólo se rotula en volúmen de satisfacción.

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