El impulso que da el otro para sentir con valor lo que estamos haciendo.

Elegir para saberse satisfecho en el rol social que se juega. Sin contener broncas, dejando que cada cual sea él sin prefijar la idea concebida de escena, sino dejando que se construya un abanico de resonancias entretejidas.
Al dirigir se abre el juego de posibilidades, no se acota, apenas si se hace el recorte y se tiran los dados al despliegue escénico.
Entregarse al devenir no es dejarse estar. Estar es escuchar lo que el otro nos está queriendo decir con su expresión. Normalmente es verbal, pero hay que estar atento a todo lo que su cuerpo nos está queriendo transmitir.

No lo pensés más. Actuá. Y después hablá.