El psicodrama es el arte de abrir puertas y agregar pluralidad de criterios a aquello que se creía de una manera unidireccional. Es sumar matices sin necesidad de interpretaciones bloqueantes o categóricas, y deshacer enredos a través del juego dramático.
Psicodramatizar es brindar al grupo la resolución misma, apelar al lado creativo que todos tienen dentro, y dejar que fluya lo que provoca en los otros nuestro accionar. Es dar un salto al vacío para distinguir que allí siempre hay red.
Coordinar es expresar la voluntad de conocer más de la escena que nos entrega el protagonista para que moldeemos sumando voces, ampliando el plano de perspectiva de un acto, un recorte, una acción que lo saque de su posición.
Psicodramatizar es DESCOLOCAR de algún modo. Sacar del enfoque particular y sesgado para pasar al que contempla otra cara, una nueva opción.
Jugar hasta que salga, darle vueltas, y la rodamos de vuelta.
Se rueda. Se transita. Se acontece.
Dejamos que pase a través de nosotros una manifestación, un juicio, un valor, un sentimiento puesto en cuerpo y voz, de ser necesario.
¿Vos? ¿Sos necesario? ¿Para qué? ¿Qué aportas a lo que estás viendo? Una moriqueta a la rostridad y se da paso a la multiplicación. El arma rizomática más extensa en el tiempo sirve como un gran drenaje. Que supure, si hay, la herida.