¿Quién da más?
Vivir situaciones de amor.
La violencia, o el simple deseo de poder,
no lleva más que a distancia y manipulación.
Si cada instancia logra disfrutarse
como un acto amoroso poético, y simbólico,
nada puede más que abrirse y exhibirse,
mostrar lo que se tiene, en lugar de ocultar,
cerrarse a lo nuevo, y no dar más.
Que para dar hay que recibir,
y no pretender más de lo deseado.
Lo que está será pasado,
y cada vez que esté presente,
que sea ese, el que palpita,
en el ritmo del día a día.
Ya sabrá.
La paz de no saber qué se piensa,
el deseo de no tener todo claro.
Sino vivir en ese caos,
que arremete mi conciencia
y supera la razón.
No está claro, no lo sé
y disfruto ese estado.
Me deleito en tu pasado
y no voy más allá del hoy.
Si proyecto me detengo, en ideas de posesión.
Y si vuelvo a ver que la posibilidad se acerca
me derrito en la ilusión.
Del aquí y ahora, hola, ¿sola?
¿Por quién darías más?