El de los ojitos achinados, el mago, el que siempre dijo que quería ser el número uno, y se acaba de retirar. No pudo con su genio, aunque supo tener técnica y capacidad para llegar a hacer grandes matchs y ser considerado un dotado. En la final de su vida, porque no se la olvida más, Roland Garros, con la gloria a un pasó, perdió.
Gaudio le ganó. El partido decisivo fue suyo. El gato, el que después su carrera tenística transcurrió entre enojos públicos para con su persona, gritos y raquetas rotas.
Acaba de ganar un challenger. Una vuelta no menor a la competencia, de quien recién ahora se anima a tomarse la vida más tranquila, sin pensarla como una obligación, un desafío.
¿Es así, tan dual y en las antípodas sus vidas?
La psicológica
Te la llevás toda vos
La definición: