jueves, 19 de agosto de 2010

Paciencia y conciencia

Todo lo que va, vuelve.
El dominio sin posesión, la búsqueda de la inevitable y natural elección de caminos, y acompasar sin necesariamente verse involucrado. Despacito que nadie apura.

Todo lo que sirva para crear conciencia es bienvenido. Lo que aporte al esquema de trabajo personal es lo que terminará consolidándose en afirmación y ganas de ir por la instancia siguiente.

Revolución creativa de limpieza de casa para dejar feliz a quien nos recibió. Nuevamente, constatación de que en el HACER está la respuesta al problema que haya.
El plano activo despierta las energías dormidas, las que se dejan morir marchitosamente, hasta que alguien elije desempolvarlas y darle luz, darlas a luz.
Somos un constante cambio, una evolución, un tomar y dejar continuo en fluidez recíproca que permita sacar lo mejor de sí.
A medida que nos refugiamos menos en la certidumbre de lo ya recorrido, más daremos rienda suelta a la multiplicidad de eventos posibles.


Digo lo que pienso, trato de hacer lo que quiero, y debo lo que no pago. Pago con mi presencia, y desaliento al que la juega de callado, no será ningún tarado, ni dotado de sangre sin venas. Da pena, lo siento, ¿necesitará escarmiento?

¿A qué le temés? ¿Qué te da pavor y miedo a enfrentarlo? Al reconocerse conducto no hay otra vía que la conciencia para clarificar y brindar clemencia. La paciencia nunca se acabó.

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