Viernes, ¡guau! No escribí en toda la semana. Es que acá, en Buenos Aires, el sobreestímulo potencia los sentidos, y uno pasa a sentir que no le da el tiempo para hacer lo que querría.
Falsa ilusión, el tiempo es el que es y el acelere personal es el que hace creer que no alcanza, cuando en realidad es el disponible, y ya. Uno elije en qué darle uso, sabiendo buscar el equilibrio entre las tareas y los ratos de descanso.
Mirar un árbol puede recargar de energías para después salir a buscar lo pretendido. Lo entendido, de que no es medido, sino dirimido, entre ciertas verdades y eventos naturales.
Lo que tenga que ser, será, y lo que queramos hacer y “no dio el tiempo” es un invento intelectual propio del que le da ganas de concretar mucho pero los recursos son los que son y las herramientas con las que se cuenta son las que nos permitirán aprovechar más o menos el momento.
El tiempo transcurre y nos invita a pasar, a gustar del instante en que acontece lo que debería, que no obliga sino que da paso a lo posterior.
TIMES ARE CHANGING
El deseo de control mutó por deseo de acción, de generar para ver cambios y devenir en múltiples personalidades y descubrir nuevo universo, humano, cálido, desrigidizado.
Mushmellow.