Y cercano al 24 de marzo, feriado para conmemorar el día de comienzo de esa etapa (1976/1983) oscura que vivió el pueblo argentino. Encima anteayer murió Alfonsín, el emblema post mortem de
Un combo explosivo a la hora de encarnar un patriotismo dañino, con
Justo es ver que los que habitan esa porción de tierra desde 1833 fueron conquistados por el Reino Unido, y no tienen deseo alguno de pertenecer al territorio argentino.
Que haya servido a un borracho como Galtieri, exacerbado por un grupo de forajidos argentos que se creen el cuento de ver quien es más poronga. “El que no salta, es militar” y “el que no salta, es un inglés” es un mismo grito hoy día, cargado de un patriotismo futbolero, que ganó la batalla en el campo de juego, en el 86 recién, de la mano de Diego Armando.
Se sacrificó la vida de muchas personas por un pedazo de tierra en la lejanía polar, que anteriormente a este desembarco no le importaba ni a los ingleses, que consideraban ciudadanos de segunda a los habitantes de la isla.
Después adquirió grado de relevancia por dos impostados y cuestionables líderes, Galtieri y
Su utilidad fue que, producto de ese hecho, tan sentido por la sociedad toda, más tarde se empezó a sembrar la idea de que la democracia es un sistema más libre y necesario.
Creer que se pueden recuperar no hace más que fomentar un patriotismo en muchos casos agresivo, salido del dolor más profundo, de los que velaron a sus muertos, o padecieron los ataques en la isla misma.
En el idilio de mundo que imagino, pienso que las Islas Malvinas pueden ser un buen espacio para experimentar la inexistencia de límites políticos, en un futuro. Declarar la soberanía de ambos países, si se sigue creyendo en estados territoriales, y aceptar la convivencia libre. Total, no le cambia la vida a nadie…