Nuevamente las noticias sobre política local me llevan a la reflexión:
- Gobernar a este cúmulo de personas llamados argentinos debe ser de una complejidad tal que me inclino más por la idea de que quien está eventualmente en el Gobierno algo bueno debe estar queriendo hacer, antes que la del ciudadano medio, opinólogo por naturaleza, que simplifica todo y argumenta que “los políticos roban y no hacen nada”. ¿Se imaginaron alguna vez ejerciendo ese rol y teniendo que lidiar con intereses contrapuestos constantemente?
- No puede ser que no aprendamos más que quien fue electo para gobernar debe terminar su mandato. ¿Cómo puede haber argentinos que piensen que hay que destituir al gobierno actual, que “Cristina tiene que irse”? ¿Qué bien le causaría eso al país?
- Si se repasa un poco la historia argentina podemos darnos cuenta que los humores sociales nunca fueron buenos conductores de soluciones. Más bien son la herramienta de la cual se agarran los que desean más hacer daño que mejorar la calidad de vida de la población.
- Siempre es más fácil estar del lado del que critica que del que construye, y al tratarse de política de las grandes ligas (cargos ejecutivos que un simple ciudadano jamás podría ejercer) se transforma en un intangible, una novela casi, por lo que es más conveniente hablar mal de ellos que tratar de entender qué buscan defender con tal o cual medida.
- Leo en el diario de hoy un comentario off the record de un funcionario oficialista: “hay que tener entretenidos a los medios durante este mes para que hablen de nosotros y no todo el tiempo de la oposición”. Es una realidad, hay muchos medios, algunos con 24 horas de noticias, y ese espacio se ven obligados a llenarlo, a veces con cualquier cosa. Teniendo en cuenta esto, opinar sobre los trascendidos no tiene mucho sentido, es mejor esperar a que en mayo se cierren las listas de candidatos y allí tendremos la verdad de la milanesa.
- Los políticos de hoy en día tienen que preocuparse también por estar en el candelero mediático, porque la gente vota, básicamente, por lo que le muestran los medios. Nadie se preocupa por leer propuestas. Ni los políticos por hacerlas. Se votan nombres, por eso esta aberración institucional de las “candidaturas testimoniales”. Nuevamente, sin ponerse en criticón, son los políticos los que se adaptan a como vive el ciudadano y no el gobernante el villano que “nos caga” con resoluciones delirantes.