Tener memoria es comprender los hechos pasados para tratar de no caer en los mismos errores.
No es reivindicar una lucha que me es ajena.
Es entender que hace 33 años se desenvocó en un golpe militar de Estado. Algo a lo que, por suerte, ya es poco posible volver porque se tomó conciencia que la democracia es el funcionamiento más equitativo que conocemos -sin involucrar pasiones políticas de por medio-, simplemente como sistema de gobierno.
Soy de una generación que no tuvo que vivir la época donde el miedo y la irracionalidad reinaban. Mal que mal, en ese sentido progresó el país. Se intenta buscar consenso y se puede dirimir las contiendas con diálogo. Por más que no sea perfecto, es el modo en que elegimos comunicarnos.
Funcionan los tres poderes y hay libertad de expresión en la Argentina de hoy.
Celebro eso un 24 de marzo como este.
Muchos prefieren repetir el discurso conocido, del recuerdo del terror (que existió, sin dudas), pero que ya queda obsoleto desde mi perspectiva, levanta recelos.
Respeto a los que son familiares directos de quienes murieron, les desarmaron sus vidas, pero el resto, ¡ya pasaron más de 30 años!, ¿no sería hora de encontrar otra causa noble por la cual luchar?
Debemos dar un paso más y doblegar la idea del eterno sufrimiento. Eso no es ser facho, es aceptar la realidad como es ahora. El único momento que se puede cambiar.
Eso es tener Memoria para mi. Y ganas de algo más que recuerdo.
Brindo por que no haya más necesidad de derrocar a nadie electo por la vía de las urnas.
La gente se expresa, y siempre habrá voces de disidencia, es sano.