Las decisiones terminantes son (o deberían ser) producto de un largo proceso de aceptación y/o comprensión.
La desesperación es la generadora de que salgamos a contarlo por doquier, a ventilarlo, pensando que así se afirmará más lo decidido.
Falso. Esa decisión no tiene sustento sólido, flaqueará en breve, porque no pasa por el afuera la determinación, sino por un intenso, y generalmente penoso, proceso de afirmación personal.
Hay que vivirlo, no se puede contar.
El resto, es puro show.