Porque todos somos uno pero también cada uno conserva su individualidad que lo hace distinguirse de la manada.
Otros, se esparcen en necesidad de compartir y expresarse. Hay modos y modos de expresarse. Algunos lo hacen oralmente, otros se inmiscuyen en la vía escrita, incluso los hay quienes lo hacen con señas. Todavía es útil para que se pronuncie lo que tiene necesidad.
La necesidad, aquello que aflora a fuerza de dejar que se haga eco el cuerpo entre tanto devenir conjunto.
Algunos la ven –a la necesidad- más cerca de lo que está, y piden clemencia, otros no eligen verla, y se creen superhombres.
¿Y uno? Uno es el que contempla. Divisa los horizontes posibles y se da paso a navegar con la corriente. Alterna, y externa. Interna y fluida.
La bipolaridad es propia de la expresión de mundo exacerbada. Se piensa en algo en oposición de lo otro, y así vamos construyendo el término medio. No es que uno u otro esté mal o bien.

Porque todos tenemos una necesidad. La vía por la cual obtenemos la satisfacción del momento, el camino por el cual nos sentimos realizados.
Distinguirlo, buscar el paisaje que más nos plazca es lo que diviso como forma de acercarse a la bienaventurada felicidad.
Porque no hay otra forma de conseguir algo que escape a nuestro escondite, a nuestro regalo en tierra, a nuestra inacción profunda, al encuentro con el camino del ser.
¿Me importa si lo escribo bien o el contexto es el que ayuda a que se entienda? ¿Quién debe entender más que uno que pretende sacar rédito y que lo que se dice comunique algo? Voy y vengo en el camino de descubrir lo que tenga ganas de salir de estas manos.
(Continuará)