miércoles, 11 de mayo de 2011

Hoy día

Hoy día, perseguirse o manifestar malestar por lo que el otro pueda estar creyendo, no tiene un sentido mayor que el de entretenerse en vaguedades conservadoras que sólo atoran el normal desenvolvimiento de la acción.

Hoy día, lo que dice de mi lo dice de él, y somos conscientes que ofrecemos roles para ser encarnizados, primaria o secundariamente, más o menos concientizados, y desperdigados entre oportunidades vagas e inciertas verdades.

Voy y como voy, vengo. Si pierdo el evento, es situación de un hipotético caso de ser como pretenderías. ¿Quién podría? Escapar de este juego es cuestión de desenredos. Hoy día, no hay tu tía, vas donde te marca el rumbo, donde nadie sabe por qué se quedó. ¿Vos?

Hoy día sigue la brisa del que pierde su prisa, por llegar a un puerto que no se le ocurrió. Se ve más en la gente que persigue el tiempo, con tal de alcanzar algo que supere su razón.

Los jóvenes de hoy día, más que estar aburridos o abúlicos, están expectantes, dispuestos, ávidos de recibir algo que les llame su atención. Más que un jueguito o un gol del barsa. Que los saque del asiento para dar con su expedición.

Quienes solemos inmiscuirnos en las veleidades del pensamiento continuo corremos el riesgo de la paja mental como recurso de amparo, resguardo, o donde acudimos en caso de querer esconder la cabeza por un tiempo del sol.

Se me hace carne demasiado al instante la sensación que tengo. Como que hay que aprender a tomar distancia y observar la escena desde afuera.

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