viernes, 4 de marzo de 2011

Valoración

Sentirse valorado, valorar, brindar la reciprocidad energética suficiente como para haber captado el mayor valor de la situación.
Es valorado aquel que no se preocupa por su capacidad de transmitir amor, el que se desentiende de los efectos y sin darse cuenta es él sin reparar en la conveniencia o el agrado que provoca en el resto.
Tiene valor todo aquello que nos brinda un aporte sustancial en el escenario de la acción y nos hace inmiscuirnos en una realidad gustosa sin notar tanto que es por eso sino asignándoselo a todo lo que allí la circunda.

Valoramos aquello que escasea, lo que por alguna razón se vuelve excéntrico, único, distinto. Estamos constantemente emitiendo juicios de valor, que en el caso excepcional de que no sea un juzgamiento podrá ser considerada una valoración fidedigna de la escena.
Valora el que abandona el juicio, pierde la razón, deja que ocurra esa serie de sucesiones que nos hacen considerar algo o alguien con valor en nuestras escala de consideración.

Considero que la desdicha de creerse alguien con poco valor acompaña a muchas personas, y que para abandonar ese pensamiento obstructivo es conveniente hacerse valer por lo que de las entraña nos nace hacer, sin reparos y entusiastamente, como sale hacer algo que vale la pena. La pena o el esfuerzo de hacerlo. Provocarlo. Generarlo. Llevarlo a cabo.

Actuar en la obra de la propia vida, ser promotor del propio estímulo que nos saque a relucir el caudal de eventos que generan el hilo conductor.
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