Nunca me dijeron que el día del niño era por esto. Se me resignifica.
Hace un manojo de días tengo un hijo y comprendo un poco más a qué se refiere eso de los derechos del niño y el mar de sentimientos a los que nos somete el niño. Supuesto en un principio, imaginado, observablemente indefenso ahora que está acá, que explora constantemente los alcances de esas nuevas herramientas que la naturaleza le dio. Manos, brazos, pies, piernas, boca sobre todo.
Un niño obliga a sentir más, porque sus sentidos deben ser estimulados por el adulto. Porque se nos va la vida en que tenga lo que necesita, en los casos de las familias más amorosas, o por la contraria, habrá momentos en que te hace sentir la peor mierda o que lo querés matar. O acallar, pongamos. Bienvenida sea la sombra. El punto es que nos hace sentir.
Volver, consciente o inconscientemente, a esa instancia de haber sido niños, también. Porque eso de que todos conservamos un niño interno es un hecho -tanto como que todos nacemos y morimos-, atravesado por el modo en que nuestra niñez transcurrió.
Repetimos los parámetros con los que fuimos criados. Creo que con el tiempo aprendemos a despegarnos de la raíz, tomar vuelo propio, pero siempre hay un momento de aterrizar y extraer de la tierra lo que su semilla nos dio. Mamá, papá, hermanos si los hay, la familia. El núcleo duro. Núcleo cercano. Afecto que se consolida con los años y muta a nuevas formas de concebir la vida.
El niño asimila. Alguna vez escuché -sin saber cuál es su raíz científica- que los primeros 6 años de vida del niño son vitales para las características de la personalidad posteriores. Como que adquiere la info primero, son esponjas, y lo desarrolla luego, según su particularidad.
El niño explora. El niño se cagó. El niño aumenta el campo perceptivo, su caudal de adaptación al medio es cada vez mayor, apela en forma constante e irracional a su creatividad para alcanzar lo que desea. El niño aprende. El niño mira. Y ahora llora.
Feliz día a todos los que habitan el mundo como niños, feliz día Dante y Brianna, mi paquete de amor de sobrinos, y feliz día Gonzalo, mi nuevo amor. Acá velamos por que te sientas bien. Es tu derecho. Tu vida llegó para iluminar más la mía. La nuestra. Feliz vida.
domingo, 16 de agosto de 2015
sábado, 24 de enero de 2015
sábado, 5 de abril de 2014
Sonidos, naturaleza y bienestar serrano
A unos kilómetros de San Marcos Sierras, provincia de
Córdoba, Argentina, una mujer, Amanda, vive y da cobijo a quienes se acerquen a
escuchar sus sonidos sagrados.
Autodidacta, simple, humilde, Amanda Ajeet te invita a entrar en contacto directo con la Naturaleza. El ser humano que se adentre en sus tierras no tiene la chance de evadirse con estímulos de ciudad, sino que entra de lleno en un concierto de pájaros, hojas, viento y otros animales que rodean esa vegetación que sabe ser tan calma y serena como brava y sombría.

Entrar en el mundo de la Fundación Anahata –así su nombre, por el cuarto chakra del plexo cardíaco- implica una aceptación total del hábitat y sus circunstancias, y tras estar unas horas uno comienza a reparar en interminables detalles, naturales y decorativos o recreativos, que su alma mater, Amanda, supo y sabe ir diseminando por el camino de este extenso verde que te recibe en las sierras cordobesas.

Además de Amanda, hay dos seres revoltosos que habitan Anahata, y marcan su presencia: son Qüini y Pop, dos hermosos perros que te bien reciben y buscan caricias y atención sin cesar desde que llegás. Tras ingresar a la sala central de la Fundación, que está en
proceso de construcción, los caminos conducen al molino, cuyo resonar, con el
tiempo de estar allí, se incorpora como una musicalidad más del espacio; y
también al “estar” para los visitantes, con cocina y living, rústico, agreste y
que nada tiene que envidiarle a cualquier casa citadina, o que en todo caso
tiene mucho más para ofrecer. Cómodo, colorido, con sonidos naturales que lo
rodean, uno puede reposar en la mesa, tomar unos mates o dirigirse a unos
metros a los selectos espacios reservados para las hamacas paraguayas que hay,
entre árboles y silencio.
Porque en Anahata se puede aprender a escuchar el silencio –y quienes ya lo suelen hacer, ponerlo en práctica- y relajar las ambiciones, entregarse a que lo que ocurre en el espacio de tierra que estamos pisando en el momento que nos toca, es por y para algo. Confiar y entregarse a la madre Tierra, y aprender que no son palabras vacías de contenido, sino un acto natural y divino que asumido nos invita a pasearnos a lo largo del tiempo que comprenda nuestra vida con mucha liviandad, asimilando lo que toque y asumiéndose como una parte más de este Cosmos.
Cosmos que adentrada la noche se percibe en su totalidad,
con estrellas, galaxias, vía láctea y toda la conformación de ese Universo
sobre el que reposamos y que por las luces que encandilan las vidas de la gran
urbe, a veces omitimos percibir.
Más al fondo, en Anahata, se ubica la Madre Tipi, tienda con forma de carpa de las viejas tribus indígenas, en formato cónico, que por fuera parece muy endeble pero al adentrarse se dimensiona la resistencia de esa estructura que brinda calidez y soporte al espacio –y en el que se puede pasar la noche plácidamente- donde Amanda sabrá enseñar, transmitir y hacer vibrar los corazones de quienes quieran escuchar sus gongs, cuencos, y otros instrumentos milenarios.
Con la simpleza y tranquilidad de quien sabe que lo que hace es su misión, su forma de llegar a lo más recóndito de las personas para que saquen a flote sus sentires, para que aflore lo más sagrado de cada cual, que se deje ver aquello que muchas veces se tapa entre encuentros sociales, actividades culturales, o agendas abultadas de quién sabe cuántas cosas por hacer, pero que no conectan con algo inenarrable, más que vivible y sentible en ese lugar, esa porción de tierra que está al alcance de quien se anime a acercarse y escuchar lo que puede estar tapado pero que en cualquier momento pedirá salir, en el corazón de cada cual.
Anahata da espacio a que eso ocurra. Y en estos días eso es un montón.
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Más información sobre Fundación Anahata:
www.fundacionanahata.com.ar
pranagong@yahoo.com.ar
Tel: 0351 152 391461 (Amanda Ajeet)
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Tel: 0351 152 391461 (Amanda Ajeet)
miércoles, 19 de marzo de 2014
Fragmentos de "Elogio del Amor", de Alan Badiou
Amor platónico y amor cristiano: “Es una primera instrumentación genial de esta potencia del amor que ahora es necesario traer a la tierra (…) la posibilidad que existe para nosotros de tener una experiencia positiva, afirmativa y creadora de la diferencia”.
- "El cantar de los cantares es uno de los cantos de amor más poderosos jamás escritos. El cristianismo es el ejemplo supremo de un uso de la intensidad amorosa en la dirección de una concepción trascendente de lo universal. El cristianismo no dice: “Si ustedes se aman los unos a los otros, el conjunto de esta comunidad de amor se va a orientar hacia la fuente última de todo amor, que es la trascendencia divina en sí misma”. Entonces, existe la idea de que la aceptación de la prueba del amor, de la prueba del otro, de la mirada sobre el otro contribuye a este amor supremo que es a la vez el amor que le debemos a Dios y el amor que Dios nos da. Y por supuesto, ¡es un golpe maestro! El cristianismo supo captar en beneficio de su Iglesia –su avatar estatal- esta potencia que le permitió, por ejemplo, lograr la aceptación del sufrimiento en nombre de los intereses supremos de la comunidad y no sólo en nombre de la sobrevida personal. El cristianismo aprendió a la perfección que, en la aparente contingencia del amor, hay un elemento irreducible a esta contingencia. Pero, y ahí está el problema, también lo ha proyectado en la trascendencia. Considero este elemento universal, que yo reconozco en el amor, como inmanente. Pero el cristianismo, de alguna forma, lo ha elevado y lo ha colocado sobre una potencia trascendente. Movimiento que ya estaba, en parte, presente en Platón, a través de la idea del Bien. Es una primera instrumentación genial de esta potencia del amor que ahora es necesario traer a la tierra. Es decir que es necesario mostrar que, en realidad, existe una potencia universal del amor: sencillamente, la posibilidad que existe para nosotros de tener una experiencia positiva, afirmativa y creadora de la diferencia. El Otro, sin duda, pero sin el “Totalmente-Otro”, sin el “Gran Otro” de la trascendencia. Al final, las religiones no hablan del amor. Porque sólo les interesa su intensidad, el estado subjetivo que sólo él sabe crear, y todo eso para orientar esa intensidad hacia la fe y la Iglesia, para disponer de ese estado subjetivo en favor de la soberanía de Dios. El efecto de esto es, por otra parte, que el cristianismo ubica un amor pasivo, devoto, de rodillas, en donde yo pongo un amor luchador, del que hago aquí el elogio, creación terrestre del nacimiento diferenciado de un mundo, felicidad arrancada punto por punto. Un amor arrodillado no es para mí amor, incluso si por momentos sentimos en el amor la pasión de entregarnos a aquella o aquel que amamos”.
- "La propuesta surrealista central fue, en palabras de Rimbaud, reinventar el amor. Y esta reinvención era indisolublemente, para los surrealistas, un gesto artístico, un gesto existencial y un gesto político. Ellos no separaban estos tres aspectos. Hay algo muy poderoso en el arte y tiene que ver con que le hace justicia al acontecimiento. Se trata, incluso, de una de sus definiciones posibles: el arte es aquello que, a nivel del pensamiento, le hace justicia al acontecimiento. En política, los acontecimientos son catalogados por la historia post hoc. Únicamente el arte le restituye completamente –o intenta hacerlo- su potencia intensiva. Sólo el arte restituye la dimensión sensible de lo que es un encuentro, una sublevación, un motín. El arte, bajo todas sus formas, es la gran reflexión del acontecimiento en tanto tal. Una gran pintura, el embargo –por medios que le son propios- de algo que no es reductible a lo que se muestra. El acontecimiento latente viene, si puede decirse así, a horadar lo que se muestra. Breton recuerda que, desde este punto de vista, en el fondo, es el momento en que el acontecimiento horada la existencia. Esto es lo que explica el amour fou (amor loco). Porque el amor es irreductible, independientemente de la ley que se le quiera aplicar. No hay ley para el amor. Muy a menudo, el arte ha representado el carácter asocial del amor. Tal como reza el dicho popular: “los enamorados están solos en el mundo”. Son los únicos depositarios de la diferencia a partir de la cual experimentan el mundo. El Surrealismo exalta el amour fou como potencia generadora de acontecimientos fuera de toda ley. La reflexión acerca del amor también se construye en contra de todo orden, en contra de la potencia de orden de la ley. Los surrealistas encontraron allí el alimento para su deseo de revolución poética en le lenguaje pero también, insisto en este punto, en la existencia. Les interesó mucho, desde este punto de vista, el amor, la sexualidad, como principio, como soporte posible de una revolución en la existencia".
- "El cantar de los cantares es uno de los cantos de amor más poderosos jamás escritos. El cristianismo es el ejemplo supremo de un uso de la intensidad amorosa en la dirección de una concepción trascendente de lo universal. El cristianismo no dice: “Si ustedes se aman los unos a los otros, el conjunto de esta comunidad de amor se va a orientar hacia la fuente última de todo amor, que es la trascendencia divina en sí misma”. Entonces, existe la idea de que la aceptación de la prueba del amor, de la prueba del otro, de la mirada sobre el otro contribuye a este amor supremo que es a la vez el amor que le debemos a Dios y el amor que Dios nos da. Y por supuesto, ¡es un golpe maestro! El cristianismo supo captar en beneficio de su Iglesia –su avatar estatal- esta potencia que le permitió, por ejemplo, lograr la aceptación del sufrimiento en nombre de los intereses supremos de la comunidad y no sólo en nombre de la sobrevida personal. El cristianismo aprendió a la perfección que, en la aparente contingencia del amor, hay un elemento irreducible a esta contingencia. Pero, y ahí está el problema, también lo ha proyectado en la trascendencia. Considero este elemento universal, que yo reconozco en el amor, como inmanente. Pero el cristianismo, de alguna forma, lo ha elevado y lo ha colocado sobre una potencia trascendente. Movimiento que ya estaba, en parte, presente en Platón, a través de la idea del Bien. Es una primera instrumentación genial de esta potencia del amor que ahora es necesario traer a la tierra. Es decir que es necesario mostrar que, en realidad, existe una potencia universal del amor: sencillamente, la posibilidad que existe para nosotros de tener una experiencia positiva, afirmativa y creadora de la diferencia. El Otro, sin duda, pero sin el “Totalmente-Otro”, sin el “Gran Otro” de la trascendencia. Al final, las religiones no hablan del amor. Porque sólo les interesa su intensidad, el estado subjetivo que sólo él sabe crear, y todo eso para orientar esa intensidad hacia la fe y la Iglesia, para disponer de ese estado subjetivo en favor de la soberanía de Dios. El efecto de esto es, por otra parte, que el cristianismo ubica un amor pasivo, devoto, de rodillas, en donde yo pongo un amor luchador, del que hago aquí el elogio, creación terrestre del nacimiento diferenciado de un mundo, felicidad arrancada punto por punto. Un amor arrodillado no es para mí amor, incluso si por momentos sentimos en el amor la pasión de entregarnos a aquella o aquel que amamos”.
Amor, arte, surrealismo y revolución existencial
- "La propuesta surrealista central fue, en palabras de Rimbaud, reinventar el amor. Y esta reinvención era indisolublemente, para los surrealistas, un gesto artístico, un gesto existencial y un gesto político. Ellos no separaban estos tres aspectos. Hay algo muy poderoso en el arte y tiene que ver con que le hace justicia al acontecimiento. Se trata, incluso, de una de sus definiciones posibles: el arte es aquello que, a nivel del pensamiento, le hace justicia al acontecimiento. En política, los acontecimientos son catalogados por la historia post hoc. Únicamente el arte le restituye completamente –o intenta hacerlo- su potencia intensiva. Sólo el arte restituye la dimensión sensible de lo que es un encuentro, una sublevación, un motín. El arte, bajo todas sus formas, es la gran reflexión del acontecimiento en tanto tal. Una gran pintura, el embargo –por medios que le son propios- de algo que no es reductible a lo que se muestra. El acontecimiento latente viene, si puede decirse así, a horadar lo que se muestra. Breton recuerda que, desde este punto de vista, en el fondo, es el momento en que el acontecimiento horada la existencia. Esto es lo que explica el amour fou (amor loco). Porque el amor es irreductible, independientemente de la ley que se le quiera aplicar. No hay ley para el amor. Muy a menudo, el arte ha representado el carácter asocial del amor. Tal como reza el dicho popular: “los enamorados están solos en el mundo”. Son los únicos depositarios de la diferencia a partir de la cual experimentan el mundo. El Surrealismo exalta el amour fou como potencia generadora de acontecimientos fuera de toda ley. La reflexión acerca del amor también se construye en contra de todo orden, en contra de la potencia de orden de la ley. Los surrealistas encontraron allí el alimento para su deseo de revolución poética en le lenguaje pero también, insisto en este punto, en la existencia. Les interesó mucho, desde este punto de vista, el amor, la sexualidad, como principio, como soporte posible de una revolución en la existencia".
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martes, 18 de febrero de 2014
Entornado
No me protejo de vos. No me protejo más de
lo que está destinado a ser.
Te muestro y dejo ser lo que soy. Como soy. Como sale. Sí, ya sé, a veces me propaso. Es más bien cuando me voy del acá para proyectarnos allá. Pero ya lo sabré sofrenar. O no. Soy así. Y ya.
Te muestro y dejo ser lo que soy. Como soy. Como sale. Sí, ya sé, a veces me propaso. Es más bien cuando me voy del acá para proyectarnos allá. Pero ya lo sabré sofrenar. O no. Soy así. Y ya.
Ahora, a esta altura del partido, no pienso
tomar la bandera del que dice no extrañar. ¿Cómo podés no extrañar a la persona
que amás?
Porque en algún sentido hay que entregarse.
Reposar en que una persona, y no cualquiera, la que amás, sabrá cómo llevar el
barco cuando se salga de rumbo, y que siempre habrá un lugar para descansar,
entre las tempestades de lo cotidiano. En el regazo de mi amada. Ahí donde sus
manos hablan y dan el calor necesario para sanar. Para curar el alma herida.
Para eso nos juntamos con personas. Para lograr ser. De una vez.
El entorno, esa circunstancia que cambia, y
se adapta; y las células del cuerpo reciben el estímulo, del entorno, que muta
y transmuta, que regenera y degenera.
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lunes, 23 de diciembre de 2013
Tu rol en todo esto
La alternancia de roles, para rolar, y dar de nuevo. El
saberse parte de un todo mayor, y así poder reciclar las energías, y repartir a
destajo, sin tanto reparo, porque nada te somete, sos vos que tenés que
transitarlo, y cuando lo distinguís sabés que el rol que ocupás va más allá de
la fantasía que tejés, es una asignación grupal, una determinación para que el
equilibrio interno y externo se alinee, y si no se entiende, da paso a la
vertiente, de que escurra, y se diluya, esa piedrita que el zapato te recuerda,
ese zapato que calzado te hace creer en un traje, que te pusiste, que te
pusieron, pero no sos eso.


lunes, 16 de diciembre de 2013
El Arte te deja Ser
El arte rompe todas las barreras y limitaciones que haya. Se
puede decir esto, pero la vía a la que te invita el experimentarlo, sentirlo,
hacerlo carne, es inenarrable.
¡Hay que vivirlo! Buscar las formas de soltar, de
desprenderse de eso que por alguna razón nos convencieron –o quisieron hacerlo-
que estaba mal. Mal. Que palabra de mierda, encasilladora, opresora, muy
definitiva como para asignarle valor de verdad.
La Verdad viene de la mano de la expresividad. Y
distinguimos también que es personal, subjetiva, única. A través del arte deja
de haber algo que imponer, es más bien liberar, dar paso a lo que se te revela,
porque de eso se trata, de no saberlo de antemano, sino que se te haga
presente, con toda la emoción y el sentimiento que te embarga, y darle rienda
suelta, no reprimirlo, sino sentirlo, naturalmente. El arte te deja Ser.
jueves, 7 de noviembre de 2013
No quieras
No quieras ser nada que no sos. No leas ni sigas siempre el mismo librito porque te deja tranquilo. No quieras que pase algo distinto si inspeccionás el mismo lado de la luna. No quieras ni creas aparentar por ahí, el enredo será mayor. Mejor dejá que surja lo que tenga que.
Sí, el dolor es parte del proceso de reconocimiento. No así el sufrimiento. De él podés prescindir aprendiendo a hacerte cargo, de lo que te toca. No te salves, no hay salida al devenir, estás adentro, y desde ahí tenés que tomar cartas en el asunto.
No quieras construir desde la cabeza. Es tu elemento, tu ayuda, tu compañía eterna, pero la acción sucede en el campo de los cuerpos, sutiles o no, de la materia, y en ese hacer podés descubrir cómo sigue, corregir, mejorar, apenas dar, y ahí se verá por dónde va. Porque siempre va.
Sí, el dolor es parte del proceso de reconocimiento. No así el sufrimiento. De él podés prescindir aprendiendo a hacerte cargo, de lo que te toca. No te salves, no hay salida al devenir, estás adentro, y desde ahí tenés que tomar cartas en el asunto.
No quieras construir desde la cabeza. Es tu elemento, tu ayuda, tu compañía eterna, pero la acción sucede en el campo de los cuerpos, sutiles o no, de la materia, y en ese hacer podés descubrir cómo sigue, corregir, mejorar, apenas dar, y ahí se verá por dónde va. Porque siempre va.
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