Estar enamorado es saber disfrutar de lo que se está
viviendo en tiempo presente. Es fluir en la precisión de saberse imperfecto
pero que el otro te devuelva una mirada viva y seguramente más elogiosa de lo
que crees que sos. Enamorarse es distinguir en el otro un sinfín de argumentos
válidos para discurrir en sencillez y posibilidad de crear nuevos mundos.
Los ojos de tu enamorada te reflejan ese mundo posible e
inaccesible hasta tanto te permitís distinguir que por ahí va algo que no veías
claramente antes.
Enamorarse clarifica. Enamorarse te hace ver que la alineación
planetaria es tal que no habrá forma de escapar de ese estado de posesión
fatal, terminal o iniciático, según los ojos con que se elije ver el amor. Porque
el amor es, existe sobre todas las cosas, y habrá quiénes le asignen un tinte
dramático y allí estará su reflejo para hacérselos saber.
Estar enamorado es entrar en sintonía con aquello que el
otro te devuelve, y sentir que te enriquece y aporta a tu causa del momento.
Enamorarse es lo más.